Un hincha menos
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Un hincha menos

Juan Pablo Chourio
2014-12-14 21:35:02
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El cierre del Apertura estuvo marcado por la violencia

 “Vamos, guerreros, que esta tarde tenemos que ganar” así cantaban los hinchas de Trujillanos FC antes de comenzar el partido versus el Deportivo Petare, en el Olímpico de la UCV. Efectivamente, los Guerreros de la Montaña ganaron; sin embargo, no fue de la mejor manera: el partido resultó confiscado por los árbitros y por el delegado de la FVF, debido a actos violentos ocurridos en las afueras del estadio. El veredicto final  fue victoria para Trujillanos 3x0.

Antes de empezar el partido, se había dado un altercado, fuera del estadio, entre policías y vándalos, que se resolvió con algunas detonaciones por parte de los uniformados. De esta manera, parecía que los violentos habían huido y que no regresarían. Luego de este aperitivo pre-partido se inició el encuentro. Trujillanos necesitaba ganar para no depender de otros resultados –La Guaira y Caracas esperaban un resbalón del “Tru”-; para ello, un gol en los primeros minutos sería un buen calmante, uno que logró conseguir tras un disparo de Johan Osorio al minuto 8. La pizarra marcaba 1x0 y ya los hinchas se empezaban a sentir campeones. Mientras tanto, en las afueras del estadio, los comisarios estaban tranquilos porque el alboroto había cesado. El partido se siguió jugando con aparente normalidad, y un gol de James Cabezas, al 25´, pondría el dos por cero parcial que no se alteró hasta el final del primer tiempo.

Los primeros 45 minutos le permitieron a Trujillanos sentirse casi campeón, y le dio oportunidad a los desadaptados, que aparentemente habían huido, de buscar municiones (piedras, botellas, palos…). En el descanso, mientras unos iban a los deplorables baños, ya los violentos se encontraban arremetiendo, desde afuera, contra la parte norte del estadio universitario. Las intenciones de este grupo de personas, que rondaban los 40 individuos, no parecían muy claras más allá de querer sabotear el partido. En algún momento, trataron de incitar a los hinchas de Trujillanos, que se hallaban distribuidos entre la tribuna principal –copada casi en su totalidad por ellos– y la zona central de la grada.

Los policías, quienes eran pocos para la magnitud del evento, tuvieron que actuar nuevamente para tratar de establecer el orden. Las detonaciones, las piedras y las botellas fueron las protagonistas del entretiempo. Luego de unos minutos de disturbio, la policía volvió a ganar la partida y permitió que se empezara a jugar el segundo acto.

Trascurrían los primeros minutos del segundo tiempo y una mano dentro del área le dio la oportunidad a Argenis Gómez de amarrar el título para su equipo. El  tiro penal, al estilo Panenka, del número 7 del “Tru”, tendría como destino el poste y luego las manos del “Flaco” Schiavone. Posteriormente, volvieron a escena los encapuchados y no le quedó de otra a los encargados de impartir el orden que usar las bombas lacrimógenas.  Fue por estas razones que al minuto 10 del segundo tiempo, el árbitro, Adrián Cabello, decidió paralizar el encuentro.

El orador del estadio trató de no generar tensión en el público; mientras todos veían como se enfrentaban policías y vándalos en las afueras del estadio. Un par de gases lacrimógenos trataron de dispersar a los malhechores que no querían dar el brazo a torcer. Los parciales de Trujillanos, quienes estaban en las tribunas y en las gradas, gritaban “¡juego, juego!”, sin importar que ya empezaba a picar la nariz debido a las lacrimógenas. La imagen de una señora subiendo hacia las cabinas de transmisión, con un bebé en los brazos, flotó entre los comentarios que se producían en la tribuna. Algunos hinchas decidieron irse, otros esperaban a la reanudación del partido. Los jugadores del “Tru” no se querían resguardar; en definitiva, quería ganar el encuentro y el campeonato en la cancha.

Luego de largos minutos de tensión y victoria para los policías, el delegado de la FVF confiscó el partido y le dio la victoria a Trujillanos 3x0. Caracas, por su parte, había empatado 1-1 con el Táchira, y La Guaira vencido 0-2 a Tucanes. De esta manera, los hinchas de Trujillanos celebraron después de 33 años de espera. Al final no importaron las bombas ni el viaje, la celebración siguió igual e inclusive hubo invasión a la cancha. El grito de “¡campeones, campeones!”, se escuchó en todo el estadio. Durante esa algarabía, los anarquistas regresaron y  los  barristas de Trujillo, que se sentían campeones y poderosos, se perfilaron para salir a la guerra. Sin embargo, los comisarios actuaron rápido y evitaron una batalla campal.

Durante el encuentro se logró escuchar a un hincha, decepcionado por la realidad del futbol venezolano, decir “Me hubiese quedado en mi casa, veo el partido por tv y me evitó este peo”. Y si bien no quedó muy claro quiénes fueron los saboteadores, conviene resaltar que los mismos, queriendo o sin quererlo, terminaron ayudando al equipo visitante a conseguir el título.

El Apertura 2014 se terminó, un torneo que dejó a Trujillanos con su primer título liguero, a un equipo con un hincha menos y a la violencia como principal protagonista.