Cuando una le invita unos tragos a otra
Cuando una le invita unos tragos a otra
FutVE

Cuando una le invita unos tragos a otra

Ernesto Contramaestre
2014-12-15 18:57:44
1.815

En Puerto La Cruz pasó algo que está en peligro de extinción: la hermandad entre barras.

“Estábamos en la playa y un barrista de La Impertinente nos fue a buscar y nos dio la bienvenida. Hasta nos invitaron a beber después del juego”, dijo una señora, profesora y madre. Y además hincha hasta los huesos del Deportivo Lara. Ella no quiso revelar su nombre, ni el de su hija -que también viajó con ella a Puerto La Cruz- pero sí compartió su experiencia en el último viaje del Huracán Rojinegro en la temporada 2014.

El Deportivo Anzoátegui y el Lara jugaban la jornada 17 sin nada que pelear, era un partido de tramite y el resultado lo reflejó: juego flojo, gol de Edwin Aguilar al minuto 39 del primer tiempo (máximo goleador del Apertura, 13 goles), 1-0 a favor de los locales, y ya.

Lo verdaderamente importante se vivió en la grada sur del José Antonio Anzoátegui. Unos 39 fanáticos salieron de Barquisimeto a las 10:00 de la noche del sábado y llegaron -muy cansados, según la profesora- a la ciudad portocruzana. Igual se fueron, como si de un tradición se tratara, a las playas de Lechería. Allí fueron recibidos por un joven moreno del Anzoátegui, con pantalón bermudas, y una barba precoz. ¿Problemas o amenzas? No. Amistad y conciencia. El chico los acompañó.

Y así estuvo durante todo el partido, sosegado en la norte del estadio, fuera de la sur, donde están sus coterráneos. Dando un ejemplo al fútbol nacional. Que pasó inadvertido. Hecho que no tuvo ninguna cobertura periodística. En un estadio sin espacio para los medios de comunicación (una parte del palco de prensa está ocupado por una oficina de la Gobernación de Anzoátegui).

La profesora tenía ganas de orinar, pero en la grada norte del “Majestuoso” -si, claro- no hay baños. Tampoco llegaba la comida. La hija de la profesora tenía hambre y hacía señas, a modo de broma, y con ciertas ganas de que la vieran, a los vendedores de tequeños de la tribuna principal. No la vieron, no comió.

“El estadio está horrible. También hace falta mucha logística. Aquí estamos a la deriva”, se quejó la profe. Y es verdad. En todo el partido sólo tomaron agua, que les envió la misma gente del club larense: “Ellos siempre hacen eso”. También agregó con un poco de regocijo que “eso no pasa en el Metropolitano”.

Los muchachos del “Huracán” siguen de luto. Sólo dos guindaron un trapo: ROBERTO VIDOZA. Otro decía: “Toño no se ha ido, en la hinchada sigue vivo”.

“Aún estamos de luto”, dijo la profesora, con lentes oscuros que no permitian ver las lágrimas delatadas por su cortada voz.

Ella se dedicó a hablar sobre su versión de los hechos y su hija asentía. “En Portuguesa rompieron el código”. El código no escrito: no golpear a las mujeres en un enfrentamiento, según ellas.

¿No le da miedo viajar con tu hija? "Sí, mucho. Incluso, hay viajes en los que no me la llevo".

Puerto La Cruz fue la excepción. Madre e hija viajaron para disfrutar el último partido de su equipo. No creo que podamos aceptar la invitación de la barra de aquí porque apenas termine el juego nos vamos. Es un viaje largo”, asumía la profe.

Al final no sabemos si la niña comió y esperamos que la profesora haya conseguido un baño.