Con más ganas que fútbol

Luego de varios módulos y distintos análisis, Miguel Echenausi decidió partir a México, con 19 jóvenes del torneo local y Ayrton Páez del Mallorca B de España, a los Centroamericanos con el fin de conseguir la presea de oro en dichos juegos. Debido a los nombres de los rivales, Venezuela se veía obligada al menos a estar en el podio. Un debut de ensueño, goleando  a Haíti con pizarra de 4-0, hizo creer que arrasarían con quien estuviera en frente. Ponce, anotando dos goles en ese partido, mostró que su definición venía a punto. La defensa sólida, lúcida y férrea, todo esto se fusionó y parecía que Venezuela se iba a traer el oro. 

Después de marcar cuatro dianas el primer juego, en los otros cuatro partidos apenas se registraron tres goles a favor. Los números hablan por sí solos. El punto más alto fue que en los cinco encuentros recibió solo cuatro tantos, y sí, todos en la final contra México. Ponce marcó de penal para ganarle a Costa Rica, luego un empate a cero contra Cuba, y Murillo dio el pase a la final con su gol frente a Honduras. En todo el torneo solo tres jugadores vieron acción en la totalidad de minutos: Franko Díaz, Cermeño y Guillen. 

En ese último partido con los mexicanos, cometieron todos los errores que no se habían hecho en el resto del torneo. Beycker se equivocó una y hasta dos veces, se pagó y con goles, sumándole a eso el hecho de que la defensa falló, allí estuvo la clave. La carencia de contundencia de esta sub 20 fue la protagonista; aunque, fue la constante todo el torneo. En la final abundaron las malas definiciones y los últimos pases erróneos: hasta ocho claras tuvieron, y solo anotaron un gol. 

Material y calidad hay y de sobra. El cuerpo técnico, en vista al Suramericano, tendrá que trabajar arduamente lo colectivo y lo individual, madurar en ambos aspectos es vital. Nunca mostraron un fútbol fluido, con una idea clara, más fueron las individualidades que los méritos de conjunto. La defensa fue la línea más compacta todo el torneo. Otro punto a destacar, fueron los silenciosos pero efectivos Guillen y Sosa en la contención, su trabajo fue de alto desempeño. El desequilibrio de Yanoswky, Savarino, Peñaranda y Murillo, quedó evidenciado, la mayoría de las veces pecaron por individualistas, pero la irreverencia, la visión y el talento, existe.

Se materializó el potencial de esta Sub 20, con poco fútbol, pero con mucha gallardía, ímpetu y talento, consiguieron la medalla de plata en Veracruz 2014.