Una final muy pareja
Una final muy pareja
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Una final muy pareja

Julio César Blanco
2014-11-26 20:56:47
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El duelo de ida en la final de la Copa Venezuela terminó con el empate (1-1) entre ambos equipos

La tarde era tranquila, con algunos nubarrones que amenazaban una ligera llovizna. En el estadio Olímpico de la UCV, las gradas populares estaban cerradas, y la tribuna principal abierta y dispuesta para una barra ferviente, unos posibles futuros seguidores y una samba atronadora. El partido ofrecía un poco de morbo al ver a Leonardo González, Pedro Vera y algunos otros jugadores de La Guaira, enfrentarse al equipo con el que venían trabajando en los últimos 5 años. Ahora era el turno de Horacio Matuszyczk seguir mejorando y cosechando los resultados de una institución que cada año se mantiene constantemente peleando por el éxito.  

El duelo táctico tomó muchísima importancia desde el comienzo del partido. La mayoría del juego transitó por las bandas, evitando la zona media de la cancha que se encontraba en un estado deplorable. Ambas escuadras se pararon con un similar 4-2-3-1, evaluando poco a poco al equipo rival. La posesión del balón en el primer tiempo estuvo en manos -o en los pies- del Dvo La Guaira. Trujillanos cedía el balón con aparente complacencia, mientras amenazaba seriamente el arco del local las pocas veces que lo adquiría. Lo lanzaba a espaldas de un lento Antonio Boada, que no ganaba un solo duelo contra los colombianos Arrieta y Cabezas, que eran como gatillos, prestos a dispararse corriendo en la primera intención de pase. Boada, en alguna ocasión, recibiría un reproche, desde el banquillo, por su lenta respuesta. Él solo se excusaba.

Casi parecía alguna trampa el hecho de que desde la línea de dirección técnica del Dvo La Guaira estuvieran dos directores técnicos contra uno solo. Leonardo González repartía instrucciones en defensa y Pedro Vera salía para dar instrucciones en ataque o viceversa. Cualquiera pensaría que esto generaría algún tipo de confusión, pero donde no hay egos, existe entendimiento y trabajo.

Con la insistencia del pase al hueco, llegó Trujillanos por una banda y al internarse cada vez más en el área, Boada derribó a un rival. Penalti cobrado a la izquierda de Vega, y la barra del aurimarron presente gritaba con euforia. Los gritos a favor de Trujillanos pusieron en mute a la samba local.

El segundo tiempo traería muchas cosas para apreciar, y no solo a las chicas del protocolo que se paraban en la zona VIP como para adornar el estadio, sino también en el aspecto táctico. Con el retroceso de las líneas de Trujillanos, Dvo La Guaira pudo llegar más a ras de piso, con el toque en corto y la jugada individual para abrir los espacios que el rival ocupaba con muchos jugadores. La samba retumba un poco mejor. Entró Carrillo por Villegas. Charlis Ortiz franqueó mejor por la banda derecha y el equipo buscó tomar el mediocampo, se paró con un 4-1-3-2. En frente, entraron Maurice Cova y Gerardo Mendoza para retener más el balón en el equipo andino. Y aunque los visitantes venían ganando todo en el juego aéreo, un centro desde la izquierda encontró la grieta de una defensa que no permeaba hasta el momento. Oscar González igualaba las acciones.

Con los gritos de sus familiares, jugadores juveniles e infantiles y algunos fanáticos emocionados por la samba, el equipo várguense vio como un lento Antonio Boada se redimía barriéndose y bloqueando una oportunidad clara a favor de Trujillanos, luego de un gran contragolpe. Aún con el sabor de boca de esta jugada, llegaría el pitazo final, y con él la ansiedad de esperar el partido de vuelta.

Por fin se acabó la retumbante samba, mientras que las chicas de protocolo mostraban indiferencia por el resultado. Pero los fanáticos del aurimarron se iban con la alegría de marcar de visitante, esperando coronarse en la vuelta. Dvo La Guaira, por su parte, pretende conseguir fanaticada por la que valga la pena abrir las gradas, y este trofeo es el señuelo perfecto. A mí me convence el juego de ambos.