No olvidemos la historia del fútbol larense
Si hace décadas se vivieron épocas doradas en el balompié crepucular, ¿por qué no repetirlas y mantenerlas?
En la época de 1965, un gran Lara Fútbol Club brilló por sí solo, logró el primer campeonato para equipo crepuscular alguno; hizo vibrar a miles de los que soñaban con buen fútbol en el estado y permitió a los –mal llamados- equipos de provincia resaltar en la órbita del balompié venezolano y decir presente en el tema continental.
De ahí en adelante pasaron épocas, aleatorias, de equipos -de la región que tiene a Barquisimeto como capital- que mostraban buen fútbol y a figuras que hacían prever que Lara pudiera ser una entidad respetable y de relevancia en el fútbol nacional.
Memorables tardes en aquel Farid Richa, repleto, con gente hasta montada en las azoteas de los edificios de la Urbanización Sucre (aledaña al estadio de la Avenida Libertador de Barquisimeto) para poder ver a “La Máquina” Palacios, “La Bala” Brito, “Trucu-tru” Vives, Luis “Hueso” Ramos o de data más reciente, Wilmer “Chingo” Álvarez.
Muchos apodos que aún siguen en la memoria de quienes, sinedo niños, acompañamos a nuestros padres, en esas tardes de domingo de aquel Unión Deportiva Lara; recuerdos que algunos dirigentes de los clubes actuales de la entidad parecen haber perdido o más relevante aún, momentos que -en su mayoría- ninguno vivió porque desde hace poco está en el fútbol.
La historia reciente, el último lustro, nos muestra altibajos en el balompié “guaro”. Dirigentes que surgen como la espuma con capitales astronómicos que hacen presagiar futuros promisorios, pero que terminan esfumándose dejando equipos a la deriva. Guaros de Lara FC, UCLA FC, Policía de Lara FC, Lara FC, Unión Lara FC, Unión Lara SC, Unión Deportivo Lara, Club Deportivo Lara. En fin, distintas denominaciones, realidad idéntica: regular, tornándose a mala.
Fusiones, desapariciones, ventas de franquicia, equipos que ascienden y caen como plomo por directivas despreocupadas o sin capital para sustentar el arranque. Son tantas las situaciones que han minorizado el valioso fútbol larense, que preocupa; al menos a quienes hemos seguido este balompié desde hace tiempo.
Situándonos en el presente de nuestro balompié, 4 equipos hacen vida “profesional” en el fútbol venezolano que rige, desde hace 30 años, la misma FVF. Nos encontramos con realidades muy negativas, si tomamos como punto de partida los últimos 2 años.
Los montaré en un ascensor de un edificio de 3 pisos, para que guardemos un orden para expresar los casos:
Primer piso: el Unión Deportivo Lara, que actualmente forma parte de la Tercera División de nuestro balompié, es un equipo con un único inversor, rodeado de polémica, rodeado de una familia (Gutiérrez) en el cuerpo técnico y jugadores. Hasta ahora pareciera estar condenado a quedarse en esa categoría y, además, complicando su manutención. Los inversores se cansan de no ver resultados, y más en este fútbol venezolano tan impaciente. Mi pronóstico es que, nuevamente, será otro equipo destinado a su venta o desaparición.
Segundo Piso: en el apartamento 1-A está el Policía de Lara FC, un equipo que desde que está en la Segunda División ha mostrado intenciones de subir a Primera con buen fútbol. Por épocas estuvo conformado por más de 80% de funcionarios de dicho cuerpo de seguridad; un hecho peculiar que no dio resultados positivos. Actualmente siguen peleando y peleando. Mantienen poco apoyo de ente privado y dependen netamente de la Gobernación de Lara. Pueden mantenerse uno o dos años más, pero ese dinero lo evaluarán como mal invertido si no se logra escalar.
En el 1-B está el Unión Lara Sport Club, con Wilfredo Sánchez a la cabeza como máximo responsable de la institución. El bajo presupuesto, aunado a conformar una plantilla netamente de jugadores juveniles, no hace presagiar otra cosa más que pudiera descender o, incluso, colmar la paciencia del inversor y vender su cupo en la categoría de plata de nuestro balompié. Cada año la Segunda División de nuestro fútbol nacional muestra más nivel; por ende, será difícil que puedan hacer algo importante.
Tercer Piso (no se merecen, por ahora, tanta elegancia como para decirle Pent House): el Club Deportivo Lara, equipo que recientemente tuvo grandes momentos, resultados impecables con Eduardo Saragó y grandes jugadores, una plantilla que hizo llenar el estadio Metropolitano y logró títulos, logró una estrella. De ahí, paradójicamente, pasamos a un Asociación Civil Club Deportivo Lara que ha tenido muchos problemas económicos, tras la salida estrepitosa, por asuntos legales, de Arid García. De data reciente aparece Ender Luzardo, quien en el pasado había sido dueño del extinto Unión Lara Fútbol Club, como mandamás y principal inversor y responsable del cuadro rojinegro. Tiene algo muy positivo que pocos inversores se han atrevido a hacer: sanear deudas y tener, a pesar de ese gran gasto, el equipo con sus nóminas al día.
Ahora vamos a la “cara B” de la moneda: la realidad futbolística y gerencial
Los resultados desde un año para acá no han acompañado para nada al equipo que juega en el “coso” de La Campiña, pero como este artículo va inclinado hacia cómo se gestionan los equipos, enfoquémonos en las largas que se dan en la toma de decisiones que pudiera cambiar para bien o para mal el destino inmediato del ACD Lara.
Siempre te dicen en la vida, amigos, familiares y colegas: “El que no arriesga no gana”, al parecer tomar riesgos no está en la filosofía de la directiva y de la gerencia actual del cuadro crepuscular.
Subestimar a los fanáticos, irrespetar sus peticiones y reclamos –siempre y cuando estos no vengan enmarcados en violencia- menospreciar la labor periodística e infravalorar la efectividad del mercadeo para impulsar la imagen deportiva y comercial del equipo, son algunos de los errores que resaltan en la presente gestión.
No es un secreto que el fútbol venezolano “no da ganancias”, pero hay clubes que han logrado romper ese mito, con una palabra clave: INVERSIÓN EN MERCADEO. Llevar gente al estadio no es fácil, más no imposible, sólo es cuestión de trabajar para ello.
Decisiones directivas que son sobrepasadas por las de un director técnico no deberían ser admitidas bajo ninguna circunstancia. En la milicia un amigo me decía: “Cuando los soldados pisotean a los generales, no hay espátula que los despegue del piso”.
Un mejor presente desencadenará un brillante futuro, es cuestión de atreverse a hacerse respetar como directivo. El fútbol larense necesita regresar a la época histórica; si necesitan, compren una máquina del tiempo y verán los resultados antiguos. Con ganas se puede.