La victoria que estaba deseando Saragó

La llegada de Eduardo Saragó al Caracas no pasó por debajo de la mesa, luego de ganar la estrella para el Deportivo Lara sin necesidad de jugar la final, el equipo se vio inmerso de problemas extradeportivos que -prácticamente- obligaron al entrenador a dar un paso al costado. Caracas a su vez estaba en tripas-corazón con Ceferino Bencomo quien había tomado el testigo del querido por la hinchada Noel Sanvicente. Tampoco la pasó bien sentado en el banquillo. 

Saragó llegó como el bálsamo y partido a partido aparecieron críticas. La Copa Venezuela ganada en diciembre del 2013 -y ante el eterno rival- las aplacó un poco cuando ya se empezaban a dejar notar en los pasillos del Estadio Olímpico y en las conversaciones de redes sociales. Pero el Clausura dejó un gran sabor amargo, no sólo por el mal torneo que se realizó sino el hecho de no clasificar a la Copa Libertadores 2015, fue un golpe duro para todos los involucrados: hinchada, directiva, jugadores y DT. 

La Temporada 2014/15 no empezó bien para los avileños; pero no por el resultado adverso que sufrió el equipo en la primera jornada, las criticas vinieron desde la contratación de Miguel Mea Vitali y particularmente por la de Giácomo di Giorgi, jugador polémico desde la era César Farías al mano de la Vinotinto, la presión se hizo notar cuando el jugador perdió el primer balón con la camisa del Caracas ante Estudiantes y esta jugada terminó en gol antes del minuto de juego, gol que le costó la derrota en casa en el estreno de la temporada. ¡Uy!, duro golpe. 

Eduardo verá más adelante otra gran traba, ante lo que significa jugar de visitante para los equipos venezolanos, al Caracas se le agregó el factor "país" con el problema de los pasajes aéreos y tuvieron que hacer una campaña admirable para llegar a la ciudad peruana de Ayacucho, donde irónicamente jugarían en un complejo deportivo donado por nuestro país; de Caracas a Maiquetía, de allí en avión hacia El Vigía, de allí por tierra hasta Cúcuta gracias al mal tiempo, de allí viajarían en avión hacia Bogotá, de Bogotá a Lima y de allí a Ayacucho, y además, a sopotocientos metros sobre el nivel del mar. 

Aun así, Saragó consiguió su victoria, es suya, de nadie más. Más nadie deseaba con tanto ahínco una victoria así, sufrida y difícil, con huevos. El análisis del partido pasará a segundo plano. Ya Di Giorgi no es tan criticado, y si lo es, ¿a quién le importa? Otero regresó a su plan de crack a pesar de no haber tenido su mejor juego, la roja de Carabalí (una roja muy tonta, por cierto) pasó a ser una estadística más del partido. CARACAS GANÓ y Saragó podrá dormir en paz, al menos hasta el próximo partido.