Zamora y Juan Falcón se despertaron del desmayo
Zamora venció 3-2 al Zulia para titularse campeón del Torneo Clausura
Cuando en el segundo tiempo Juan Falcón chocó contra una de las vallas publicitarias, quedando, al parecer, desmayado por unos cuantos segundos, los latidos de todos en el estadio se detuvieron. El nerviosismo recorrió a todos quienes seguían el partido. El jugador de Zamora, como si de una épica griega se tratara, se levantó y, atontado, se dispuso a entrar nuevamente al terreno de juego.
Extraño resultaría que Sanvicente no lo cambiara. El partido estaba 2-2. Táchira empataba, Mineros también, y el título se estaba quedando en Barinas.
Pero las épicas son así, son tragedias, son dramas, son suspiros de último segundo, por eso había que meterle picante a la historia. Gol de Táchira frente al Aragua. Gol de Mineros frente al Lara. Triple empate en la punta y Mineros se estaba coronando campeón absoluto de la temporada.
¿En algún momento le habrá pasado por la cabeza a Noel Sanvicente sustituir a su goleador?, ¿habrá dudado de su salud? Esas respuesta son exclusivas de la cabeza del gran entrenador, quien, como un escritor seguro del final de la historia, aupó a los suyos hasta el final. Con temple. Nunca sus gestos fueron trémulos. Las cosas, cuando tienen que pasar, pasan.
Y así, como en una épica griega, luego de los noventa minutos, luego de que finalizara el partido de Mineros, después de los tres pitazos en el partido frente al Táchira, Juan Falcón recibió un balón dentro del área, de espaldas. Aguantó la marca. La Carolina se convirtió en un Coliseo. Un gladiador luchando contra otros de su misma especie. Pero no de su mismo nivel. Aguantó, se volteó, dominando el balón en al aire, y, tras un suspiro del destino, disparó a la red.
Tal como un gladiador que se levanta luego de coquetear con la muerte, Falcón y todos los integrantes del equipo se fundieron en un abrazo tras la culminación de un gol que remarcaba la estirpe luchadora del delantero que viajará a Francia luego de jugar la final.
La historia –y las épicas, sobre todo– la escriben, con sus acciones, los héroes, los grandes. Ahora, en la final, se enfrentarán dos de los mejores equipos que ha visto este fútbol en los últimos años, dirigidos por dos de los estrategas más exitosos y laboriosos del fútbol venezolano. Un choque de estilos en el que gana el fútbol, venciendo al principal antagonista de esta historia: la FVF y el Consejo de Honor. Porque jugadores y entrenadores del fútbol venezolano crecen más rápido que sus dirigentes.