¿y ahora qué? (análisis del Honduras 2-1 Venezuela)
¿y ahora qué? (análisis del Honduras 2-1 Venezuela)
Vinotinto

¿y ahora qué? (análisis del Honduras 2-1 Venezuela)

Lizandro Samuel
2014-03-06 06:46:45
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Conclusiones del partido amistoso

  1. A la mayoría le importaba más estrenar entrenador fijo que uniforme. Sucedió al revés. A otros analistas dejaré el análisis de la nueva equipación nacional. La moda no es mi fuerte.
  2. Desde un departamento de coordinación deportiva cada paso debe planificarse respondiendo a la pregunta ¿para qué hacemos esto?, o, ¿de qué sirve esto? Lo mismo debe suceder en el seno de un cuerpo técnico. ¿De qué servía el partido frente a Honduras?, ¿para qué se jugó? Planteo ambas interrogantes desde un punto de vista estrictamente deportivo.
  3. Un interinato, a mi modo de ver, sólo tendría sentido si todas las selecciones de la FVF en sus diversas categorías respetaran los mismos principios de juego; es decir, trabajaran bajo un modelo similar y en pro a desarrollar la misma idea. Esto, en Venezuela, no sucede. Cada selección está a merced del entrenador de turno –con todas las dificultades que esto acarrea en el desarrollo de futbolistas– sin existir un estilo que se considere propio de la Vinotinto. Entonces, ¿de qué sirvió jugar un partido con un entrenador que plantea conceptos diferentes a los del antecesor Cesar Farías y, seguramente también, a los del próximo elegido por la FVF?
  4. El jugador comprende esto. ¿Cuánta motivación puede existir en piezas consagradas –entiéndase Rosales, Vizcarrondo, Luisma, Morales e incluso el propio Alexander G.– para disputar un partido bajo el mando de un D.t cuya influencia en el equipo será nula de aquí en adelante? ¿Para qué esforzarse en captar una idea que será desechada luego de 90 minutos?
  5. Manuel Plasencia sólo gestionó. Escogió las piezas que podía, o le dejaron, escoger. Armó el once que le pareció adecuado y, con toda su sapiencia, pretendió formar sociedades acordes al tipo de jugadores puestos en cancha. Jugaron quienes hablaban idiomas similares bajo la exigencia de, simplemente, regirse por las correspondientes reglas idiomáticas. La presencia del entrenador estuvo en el arte de alinear y gestionar. Nada más.
  6. Honduras es otra cosa, se preparan para un Mundial. Desde el inicio del partido su partitura es interpretada más o menos bien, aunque suena con mayor armonía gracias a las concesiones de su rival. Luego del 1-1 a algunos de sus instrumentos se le revientan las cuerdas: enfrente, Otero, Yohandry, Luisma y Edgar Jiménez, bailaban a su propio son.
  7. La titularidad de Edgar Jiménez es un guiño a la coherencia. Es acaso el jugador a quien el ciclo pasado le debió más oportunidades; no sólo por su calidad, sino porque además se desempeña en la zona en la que menos recambio se tuvo y en la que se desempeñaron como sustitutos de Tomás Rincón y Franklin Lucena algunos de los jugadores de nivel más bajo durante toda la era Farías.
  8. El Exquisito, desde sus últimas dos temporadas en Caracas y sobre todo ahora en Mineros, ha madurado. Podría ser una pieza muy importante en el nuevo ciclo. Frente a Honduras se desenvolvió con tranquilidad: uno o dos toques, disparo de media distancia, dinámica y control de ritmo del equipo; es uno de los jugadores en todo el fútbol venezolano que mejor interpreta la interacción de conceptos como amplitud más profundidad, teniendo la sensibilidad de comprender cuando se debe jugar en corto, cuando largo, cuando hacer cambios de frente, quedarse parado, moverse, etcétera.
  9. El único gol de Venezuela llegaría por medio de un tiro libre directo. Rómulo Otero es la continuidad a un apartado en el cual en los últimos 14 años nuestra selección ha sido potencia del continente (Agradecer a Miguel Mea Vitali, Ricardo David Páez, Leonel Vielma, José Manuel Rey y, por supuesto, Juan Arango); al margen de eso, sus permutas en ataque posicional con el resto de los volantes y con el propio Aristiguieta, dejaron un buen sabor. Si evoluciona correctamente será un jugador importante en el nuevo proceso.
  10. El ataque posicional fue resuelto por las interacciones de los que se entienden. La defensa posicional, generalmente, requiere de más trabajo previo; aunque, el camino escogido por Plasencia fue interpretado con más o menos éxito y algunas lagunas: la presión alta en bloque corto. La transición defensa-ataque si generó peligro para el rival en algún momento fue por la calidad individual de algunos de los regateadores. La transición ataque-defensa fue la continuidad a los problemas de la era de Cesar Farías.
  11. El resultado es lo de menos. A mi entender el partido sirvió para muy poco en lo deportivo: hacer debutar a Pedro Ramírez y a Dany Curé –cuya actualidad no parecía merecedora de un llamado a la selección–, darle minutos a los más jóvenes y regalarle a Vizcarrondo, de nefasto error en el segundo gol de Honduras; Rosales, de pésimo partido; Alexander; Aristiguieta y Perozo, un largo y desgastante viaje desde Europa.
  12. Amanece tras la derrota, los jugadores retornan a sus clubes, el fútbol local sigue envuelto en polémica y la selección sin entrenador mientras la ruleta de nombres sigue girando con ímpetu. Todo igual: las mismas interrogantes sin respuesta y los mismos problemas sin soluciones.