¿por qué tanto espectáculo?
¿por qué tanto espectáculo?
Vinotinto

¿por qué tanto espectáculo?

Alfredo Ron
2014-02-10 06:53:22
728

La designación del nuevo DT de Venezuela, ha sido lejos de ser un mero trámite y más cerca de una telenovela

Cuando Mario Vargas Llosa identificó el acelerado avance del entretenimiento en nuestras sociedades, en su penúltima obra, publicada en 2012 titulada “La Civilización del Espectáculo”, dio en el blanco. A pesar que puede ruborizar a algunos círculos, involucrar al fútbol con esta tendencia, esta hambruna desenfrenada por hacer de todo un espectáculo, no parece dejar de salpicar al deporte más practicado en el mundo.

“Varguitas” en su obra hace mención específica al comportamiento de las barras de seguidores de clubes europeos y sudamericanos. Su análisis es preciso, como el gol que anotó Teófilo Cubillas ante los escoceses en 1978. Pero, ¿por qué no tocar otro tema?, mejor, ¿por qué no hablar de otro tema ligado al fútbol, en una realidad más concreta como la venezolana?, ¿qué tal hablar del “espectáculo de la elección del nuevo entrenador nacional?

Llama la atención que aun cuando el seleccionador nacional saliente, César Farías, había anunciado su separación del cargo a finales de año, desde ese momento hasta la fecha, la Federación Venezolana de Fútbol en lugar de plantear de manera transparente el proceso de escogencia del sustituto del entrenador oriental, se ha enfrascado en una suerte de “telenovela” donde la especulación que hacen los televidentes está a la orden del día.

Como es de esperarse, esta civilización del espectáculo  venezolana, se siente hasta cierto punto agradecida por la intriga que ha creado el organismo que preside Rafael Esquivel. Van y vienen aspirantes, sesudos análisis sobre su curriculum y hasta peleas entre periodistas, futbolistas, dirigentes y entrenadores. Todo por un proceso del que no se tiene claridad, un proceso que antes de ser la comidilla de la opinión pública, debe ser un trámite. Un mero trámite.

Combinados como Argentina, Chile o Colombia, que no por casualidad jugarán la próxima Copa del Mundo, cambiaron de entrenador sin la necesidad de hacer un dramático espectáculo de por medio. Fue un sencillo cambio de entrenador, tal y como en una empresa llega un nuevo trabajador. No es nada del otro mundo, es fútbol. La seriedad o no con que se toma la decisión de elegir un nuevo director técnico nacional, expresará en buena medida lo serio o no con que se desarrolle el plan de trabajo en los siguientes años.

La selección de México acompañó la designación de su nuevo estratega con una telenovela parecida a la venezolana, y no clasificó al Mundial, “…lo clasificaron”, como acertadamente dijo el presidente de la Federación Mexicana de Fútbol, Justino Compeán. La opinión pública se sirvió del banquete que por cuatro años le ofrecieron los dirigentes del fútbol azteca, y el resultado fue el de tres entrenadores  despedidos en el lapso antes descrito, y una arrastrada clasificación a Brasil 2014. Parece que a veces se quiere imitar lo peor de algunos de los vecinos latinoamericanos, llámese telenovelas, reggeaton o fútbol. 

¿Por qué tanto drama?, ¿por qué tanto “show?, ¿por qué designar a Manuel Plascencia para dirigir a lo sumo dos encuentros?, ¿por qué esperar tantas semanas para elegir un nombre? ¿Por qué valerse del prestigio de un veterano entrenador?, y sobre todas las cosas ¿por qué no hacer transparente el proceso de escogencia? Es el anuncio de un técnico, no del próximo Presidente. Definitivamente la civilización del espectáculo, ese afán de convertir todo en entretenimiento se ha venido convirtiendo en el ADN del fútbol venezolano. ¡Dios mío, protégenos!