Eliminados... Otra vez
Caracas no pudo ante lanús y se despidió prematuramente de la copa Libertadores 2014
No es que no se lo esperaba nadie –sobre todo porque el rival era Lanús- pero el traspié del Caracas, otro más en la historia de los equipos venezolanos en competiciones internacionales, debe llamar a una profunda reflexión y revisión.
De los equipos presentes en el sorteo de la Copa Libertadores 2014 celebrado en diciembre pasado, Lanús era uno de los peores –sino el que más- que le podía tocar a la tropa de Eduardo Saragó en su búsqueda de un boleto a la fase de grupos. Campeón de la Copa Sudamericana hace menos de dos meses y uno de los mejores equipos del fútbol argentino en la actualidad, dejarlos fuera –admitámoslo- solo pasaba por la cabeza de algún neófito en esto del balompié nacional.
En el partido de ida celebrado en la capital del país, a los bonaerenses, un equipo que ni siquiera ha debutado en el Torneo Final argentino y que se encontraba en pre-temporada, solo le bastó llegar dos veces al arco caraqueño para convertir dos goles y prácticamente sentenciar la serie. En el campo se apreció una diferencia abismal: no de ganas, pero sí en oficio, malicia, carácter, experiencia y táctica.
Ayer en el estadio Ciudad de Lanús los aficionados contemplaron otra vez la distancia que separa a ambas escuadras, y nada pudo hacer el Caracas en su corta visita a Argentina. No es que hayan sido arrollados en el marcador, pero la diferencia se notó en cada control de balón, cada jugada, en la intención de hilar más de tres toques sucesivos… Fue como poner a correr a un Ferrari contra un Malibú. Se salva de la quema Alaín Baroja, el mejor de la cancha por los avileños.
La responsabilidad inmediata, como siempre y como es normal, recae en el entrenador y los jugadores. En este caso particular estoy obligado a acotar que no es enteramente así. El Caracas tiene éxito en el patio local, a pesar de que el grifo financiero se ha ido cerrando gradualmente y que no cuentan con apoyo público. Esto, sin duda alguna, tiene mucho mérito. Afuera, en el contexto internacional, lamentablemente la realidad es otra. Y no es una realidad espontánea o surgida de la nada, sino una consecuencia de años de mala gestión e indolencia de las máximas autoridades del fútbol nacional para con el balompié local.
Es cierto que el fútbol venezolano ha evolucionado bastante en la última década, pero aún somos los últimos cuando de medirnos a rivales de otros países de nuestro continente se trata. Ni éramos tan buenos las pocas veces que llegamos lejos en la Libertadores, ni ahora somos tan malos por caer en primera fase. No se trata de eso. Se trata de aceptar que vamos mal; de reconocer que el camino que estamos transitando no es el correcto. No hay un plan coherente. Cuando reconozcamos esto podremos cambiar. Antes no.