El pollito que quiere ser gallina
El pollito que quiere ser gallina
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El pollito que quiere ser gallina

Alfredo Ron
2014-01-28 11:16:56
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El torneo local brinda un espectáculo que está lejos de ser atractivo

Existe la tendencia, que quede claro, sólo la tendencia, no la totalidad de los hechos que integran la realidad, que permite afirmar que el torneo local requiere ciertas modificaciones, al menos si de “espectáculo” deportivo se pretende hablar. No es precisamente una situación aislada oír o leer declaraciones en periódicos donde algunos directivos de clubes venezolanos de fútbol profesional se quejan de tener un torneo que año a año le presentan al país que  no goza con los apoyos mediáticos, en afición y por supuesto, comerciales, que otras disciplinas que también están sumadas al profesionalismo como el baloncesto o el béisbol exhiben.

Es particularmente llamativo tomar el relato de muchos involucrados con el fútbol profesional en Venezuela, el cual airado proyecta detrás de cada declaración sobre el tema de su debilidad frente al resto, cierto dejo de víctima, condenada y ultimada con la más atroz injusticia. De verdad es sorprendente. “…al fútbol lo tienen abandonado porque no es complaciente con los medios de comunicación como el béisbol”, “…en el béisbol también hay violencia, en el baloncesto también, entonces ¿por qué se quejan de la violencia de las barras de aficionados?”, “…al torneo local nunca le dan una primera plana”, son algunas frases más o menos comunes que este servidor ha captado en una minúscula aproximación de algunos años.

Quienes apoyan o difunden estos argumentos pareciera que descartaran el hecho de que en el dinámico mundo del mercadeo de servicios, casa donde habita el mercadeo deportivo y los espectáculos de este tipo, no tiene tiempo para llorar o aceptar justificaciones de nostálgicos, eternos y lamentablemente, muy malos perdedores del negocio. 

Esta última afirmación no es para desmeritar la labor que se ha venido haciendo los últimos años, años que con contadas excepciones han sido de envidiable estabilidad para muchos de los protagonistas del balompié criollo. Más bien es una felicitación, o mejor dicho, una invitación a superar y mejorar lo avanzado. Si un club, si un directivo, si un periodista, si un ejecutivo de un medio de comunicación que le interese el fútbol, tenga como meta la elemental tarea de tener un torneo de 18 clubes que cumplen un calendario y coronen a un campeón, no se crecerá. El fútbol será el “pollito” que coexista al lado de los dos “gallinas”: béisbol y baloncesto. Los números así lo reflejan.

Lo que es más incoherente (al menos para este escribidor) es que los responsables de que este "pollito" siga siendo "pollito", son los primeros que convocan a la familia venezolana a plenar los estadios del país, son los que pujan con más espíritu por mayor cobertura por parte los medios, son los que más temprano llegan a las oficinas de las empresas para pedirles que anuncien en los espacios que disponen, y a la larga son los primeros en negar cualquier reconocimiento de sus errores. ¿Será muy atrevido preguntar por qué hacen esto?

 

Si se ofrece un espectáculo de baja calidad, si los clubes no invierten esfuerzos para tener estadios de calidad, si no se desafían los límites, si no se es creativo, si no se ofrece una imagen agradable, si a la prensa se le siguen ofreciendo condiciones no del todo óptimas para que realicen su trabajo, si se mantiene la cabeza gacha frente a las limitaciones operativas de siempre, si se sigue haciendo imposible ofrecer algo más que 22 jugadores, una cuarteta de árbitros y unas solitarias barras en un estadio de fútbol, será muy probable encontrarse con cifras de asistentes de sólo un par de cientos, con una creciente pero siempre secundaria cobertura de los medios y en especial, será muy frecuente toparse con directivos, periodistas, entrenadores y futbolistas iracundos, reclamando espacios que “merecen”. Los “pollitos” reclamando ser gallinas.