La lotería de traer futbolistas extranjeros a venezuela
Es una verdadera aventura la que a veces emprenden algunos gerentes de equipo, e inclusive directores técnicos, por conseguir importados para jugar en el país. En los últimos años por lo general, el hecho que más sucede es que los equipos cazan aquí mismo esperando conseguir su presa dentro del propio torneo.
De un tiempo hacia acá nuestro país se ha caracterizado por no tener muchos goleadores criollos (la excepción a la regla fue Rafael Castellín), y los equipos se ven en la necesidad de importar para esa posición tan importante dentro de un equipo: la delantera.
Muchos han sido los extranjeros que han llegado aquí pensando que este fútbol es una papaya, y más de uno se ha ido con el rabo entre las piernas, subestimando no solo a nuestro país, también a nuestros equipos y a los que más les molesta, a los fanáticos.
Muy pocos son los que han arribado a nuestro país siendo humildes. Sin pensar que su mejor carta de presentación está en lo que pueden demostrar dentro del terreno de juego y no en las declaraciones que pueda llegar a dar.
En el Aragua F.C, por ejemplo, está sucediendo un caso digno de admirar, tanto por la directiva del equipo (que consiguió dar en el clavo al traerlo) como por el jugador, que desde que llegó a nuestro país poco ha hablado, pero como rinde.
Néstor Bareiro, atacante paraguayo de 30 años de edad. Cuando jugó su primer partido, muchos llegamos a pensar que su apodo (El Titán) era simplemente eso, un apodo. Cuantas bocas no calló (la mía incluida) desde ese día hasta hoy, convirtiéndose en el delantero más determinante dentro de la institución aragüeña.
Esté caso, que creo no es el único dentro de nuestro futbol pero que bien valía la pena colocarlo como ejemplo, debe dejar por sentado que el currículo de un jugador de fútbol está en el día a día y no en lo que hizo en tal o cual equipo.
“Hay delanteros que hablan de más, sin saber que su verdadero lenguaje es el gol”.