El reto de 'Pomponio' Morales
La primera parte de la temporada estuvo llena de críticas contra el mediocampista tachirense
Cuando Eduardo Saragó aceptó hacerse cargo del banquillo del Caracas FC, a comienzos de mayo del año pasado, tenía en mente llevarse algunos jugadores que conocieran ampliamente sus métodos de trabajo y que fueran una extensión suya en el campo. Al final llegaron dos: uno, Rafael Lobo; y otro, Bladimir ‘Pomponio’ Morales, protagonista de este texto.
De todos los jugadores que desembarcaron junto a Saragó en el club de la Cota 905, Morales fue el más señalado por la afición roja. Y no de manera positiva. Tras la salida de un símbolo –venido a menos en el Caracas– como Édgar Jiménez, reforzar el mediocampo se convirtió en una urgencia para el club avileño. Junto a ‘Pomponio’ llegó Ricardo Andreutti, quien rápidamente se ganó el aprecio de la fanaticada. Bladimir, en cambio, era fuertemente criticado.
“Está gordo”, “más rápido corro yo”, “¿para qué trajeron a este viejo?”, y muchos más calificativos pusieron en tela de juicio el fichaje de Morales. No ayudó mucho a su causa Bladimir cuando se hacía expulsar tontamente, como ante Carabobo en la tercera jornada del Apertura, o cuando recibía una amarilla sin ni siquiera haber disputado un minuto, como contra Estudiantes de Mérida en la octava fecha. Y la afición también tenía su cuota de razón: su estado físico no era el ideal. A pesar de todo, ‘Pomponio’, cuando lograba concentrarse en jugar, demostraba que era perfectamente capaz de cumplir su labor de escudero en la mitad de la cancha.
Y es que más allá del hándicap que ha representado el tema de su evidente sobrepeso y de su explosivo carácter en el terreno de juego, Morales, en ocasiones, llegó a demostrar que sí podía ser ese lugarteniente con el que Saragó quería contar en el círculo central. Ante el Deportivo Táchira, por ejemplo, en uno de los clásicos más mezquinos y peleados que se recuerde (1-0 a favor del Caracas), el mediocampista tachirense fue uno de los puntos más altos. Y como ese partido, un puñado más. Con 30 años, en la madurez de su carrera como futbolista, el oriundo de San Cristóbal está perfectamente capacitado para cumplir como volante de marca. Si no, jóvenes valores como Luis Jiménez y Robert Garcés están a la espera de una oportunidad.
Cuando arribó a Caracas el año pasado, ‘Pomponio’ lo hizo con once kilos de sobrepeso. A tres días de comenzar el Clausura esos kilos de más ya no existen. La limitación física ya no está. Si Morales mantiene la cabeza en su sitio y se dedica a jugar, podría convertirse no en un futbolista extraordinario, pero sí en una pieza importante con la que podrá contar Eduardo Saragó en un semestre en el que, además de jugar el Clausura, el Caracas podría participar nuevamente –si supera al argentino Lanús en fase previa– en una edición de la Copa Libertadores. Depende enteramente de él.