Vinotinto
César Farías: el técnico devorado por su ego
- César Farías, según Jesús García Regalado, es el técnico más joven en graduarse de Entrenador Nacional del Colegio de Entrenadores de Venezuela, al lograrlo con 22 años. Prometía, sobre todo, por su capacidad de análisis y organizada manera de trabajar.
- El 26 de noviembre de 2007 Richard Páez deja la selección. La prensa estalla. ¿Quién será el nuevo técnico? La crítica desmedida ahogó a Páez quien ardió en las bramas de Pueblo Nuevo. Injusticia. Richard daría un paso al costado, quizá la FVF estaba feliz pues su contratación se debió más al populismo que a la convicción. El técnico merideño mucho revolvió las aguas de la Federación: expuso las limitaciones de nuestro fútbol y exigió un mejor trato a todos quienes lo componen, llegó a presentar, incluso, un proyecto para la construcción de canchas de fútbol 7 en todo el país, a fin impulsar su práctica para mejorar la formación de los niños. Un rebelde en contra del conformismo y la mediocridad. Esquivel probablemente quería que el nuevo técnico le ofreciera más sosiego; tenía un problema: todos pedían a Noel Chita Sanvicente.
- Chita es uno de los técnicos más preparados de este fútbol; ha sorteado la mediocridad del mismo elevándose como un diferente en su forma de trabajar. Si iba a la selección nadie podría decirle a quien convocar y a quien no, pelearía por trabajar bien y exigiría las mejores condiciones. ¿Hubo una intención real de Esquivel para contratarlo?, al parecer no. Rafael Esquivel es un tipo inteligente quien entiende cómo funciona el fútbol, un zorro viejo. Para calmar las aguas hace una oferta a sabiendas de que Chita la rechazaría. Un ex entrenador del fútbol base del Caracas F.c cuenta como un día Chita mandó a reunir a todos los entrenadores de la institución para pedirles que cesaran los rumores pues el “no iba a ir a la selección”. Luego, en prensa, declararía que no iba a ser el jefe de una empresa cobrando como el peor de los empleados. Según, en el Caracas, estaba cobrando 65 mil Bsf mensuales; Esquivel le ofreció 15 mil. Sean o no verídicos estos números, lo cierto es que le ofreció mucho menos de lo que estaba ganando en su club. Chita rechazó la oferta.
- A Carlos Maldonado nunca lo contactan, otro técnico con credenciales. Cesar Farías pareció ser la única apuesta real. Un técnico joven, talentoso, organizado, trabajador y analítico. Había exhibido sus virtudes llevando al Táchira a cuartos de final de la Libertadores en el 2004. Tenía ambición. Un punto importante en su contratación es que sería un D.t el cual le ofrecería sosiego al cargo de Esquivel; un D.t menos pelión y exigente que Páez y Chita. A la larga, Farías y Esquivel acabarían actuando casi como cómplices de su propio circo.
- Otra cosa mostrada por Farías en los clubes que dirigió fue su modelo de juego. Nunca lo varió. Esas ganas de renegar la posesión, buscar las transiciones rápidas y querer controlar el partido sin el balón, se mantuvieron indistintamente de cuales jugadores estuvieran bajo su mando. Es su manera de entender el fútbol. ¿Hay una comisión en la FVF encargada de estudiar la parte deportiva de la selección? No lo sé, pero debería, pues sería deber de la misma escoger el tipo de entrenador más acorde para cada selección nacional. El salto de Páez a Farías, en cuanto a modelo, fue irse casi a lo antagónico ya con las Eliminatorias trascurriendo. Por otro lado, no se tenía un modelo a largo plazo. Dani de Oliveira era, para ese entonces, D.t de la sub 15 y la sub 17; la sub 20 hasta el 2005 estuvo en manos de Nelson Carrero. Ambos técnicos tienen ideas de juego muy disimiles a la de Cesar Farías. Incoherencias desde los despachos. En lo deportivo, ¿se sabía realmente qué se estaba buscando?
- Listo, Farías asume; arma un cuerpo técnico de mucho nivel: Lino Alonso tiene un inmenso recorrido en las selecciones menores, Marco Mathias (Llegaría luego del 2008) es un obsesivo de los detalles, Fabián Bazán un preparador físico modernizado como pocos en este fútbol y Manuel Llorens un pionero en la psicología deportiva en Venezuela. Cesar empieza a planificar.
- Lo primero es “ampliar el universo de jugadores convocables a la selección”. Destacan varios módulos de trabajo con jugadores del medio local; a los mismos son llamados algunos jugadores con la vitola de ser piezas importantes en el porvenir. Esta meta se cumple: a día de hoy la gama de jugadores aptos, y con experiencia, para vestir la camiseta nacional es mucho más amplía a la de hace 6 años.
- Durante el resto de las Eliminatorias para Sudáfrica 2010 queda evidenciada la “manera de comprender el fútbol de Cesar Farías”. Se populariza el “balón largo dirigido”, un pase usado para saltar líneas, un recurso que perdía utilidad al convertirse en el único plan de ataque. Partidos renegando la posesión, sin considerar el arco rival y pretendiendo gestionar los resultados, fueron la impronta inicial.
- Una victoria muy celebrada fueron los tres puntos conseguidos en La Paz. Partido horrible, demasiados errores marcaron un desarrollo paupérrimo. Farías, pese a todo, convencía a su público gracias al resultado más obra de la buena fortuna que del mérito futbolístico. Sin disparos, el 1-0 definitivo fue en un cruce de Seijas rematado en propia puerta por un boliviano. Lo mejor de aquel partido fue la previa: Fabián Bazán hizo una preparación física de lujo, como casi ninguna selección la había hecho para jugar en la altura. Se hicieron dos convocatorias y se cuidaron todos los detalles externos; los futbolísticos, al parecer, no. Ese partido junto al de Uruguay en Montevideo en la siguiente Eliminatoria resumiría la manera de ser de Farías.
- ¿Cómo no recordar la victoria en Boston frente a Brasil? El gol de Ronald Vargas prevalece en la retina. Puro talento. Ronita se pondría aún más de moda, era el jugador, junto a Tomás Rincón y Juan Arango, llamado a ser columna vertebral de este nuevo proceso. Las lesiones lo privarían de ejercer su profesión. En el partido frente a Perú, en las Eliminatorias para Sudáfrica, exhibió su repertorio. La rompió. Farías necesitaría de jugadores como él, como Arango y, a la postre, Yohandry, porque definían partidos gracias a su propio talento. Nunca, o casi nunca, se empeñó en trabajar el ataque posicional, o, al menos, planificar ofensivas más elaboradas; un entrador quien no trabaja diferentes variantes colectivas del ataque estará a merced de genialidades esporádicas.
- En el 2009 otro de los objetivos se cumple: ir a un Mundial de categorías menores. Farías se vale de todo su cuerpo técnico para trabajar con una sub 20 que tendría la dicha de disputar el Sudamericano en propia tierra. La clasificación es casi un guiño de ojo a Lino Alonso quien mucha tierra comió preparando a juveniles por tantos años. Preocupa, nuevamente, la manera de Farías de trabajar los partidos. Ese equipo disponía de muchos recursos para jugar el balón, pero “mantener el orden” fue lo primordial. En un acto de no querer arriesgar, paradójicamente, acaba arriesgando demasiado. El fútbol es impredecible, renegar el arco contrario es como asumir la derrota, lo mismo jugar para “mantener un resultado” (Esto sólo es viable por espacio de 10 minutos máximo) o buscando un empate. Se perdieron puntos por ese afán de gestionar llegando incluso casi a quedarse fuera del Hexagonal Final. Penalti. La tapada de Romo a Colombia, en el minuto 90 + 2, es uno de los momentos más épicos de la selección en cualquier categoría.
- Habla muy mal de la manera general en la cual ha jugado la selección durante toda la etapa Farías el hecho de que tres porteros llegasen a ser de lo más destacado de todo su proceso entre sub 20 y categoría mayor. Renny Vega, Dani Hernández y Rafa Romo –figura del Sudamericano– tuvieron mucho trabajo.
- En ese Sudamericano se ensaya una variante ofensiva la cual se trasladaría a la selección mayor alcanzando su punto cumbre luego de la Copa América: uno de los volantes de segunda línea (Casi siempre se jugó 4-2-2-2) se tira hacia el centro de forma recurrente e inclina el ataque por su banda contraria; es decir, en la cual permanece el otro volante. Esto ayuda a generar superioridad numérica por el costado fuerte de la cancha (En donde se encuentra la pelota), pero tiene un hándicap: en la transición ataque-defensa queda muy descubierto el flanco contrario (Zona débil). En ataque posicional, tanto en esa sub 20 como en la mayor, se verían muy buenas jugadas tras ese movimiento, más aún cuando en una dinámica perficiente uno de los delanteros caía por la banda abandonada por el volante, dando posibilidad inmediata de amplitud y profundidad. Este fue el mayor logro de Farías en el ataque organizado; aunque, ante el hándicap ya comentado, en vez de encontrar una solución que potenciara el ataque disminuyendo las posibilidades de pérdida, prefirió mantener a los volantes bien abiertos y aislados uno del otro cuando la necesidad no imperaba.
- Se tuvo un buen desempeño en el Mundial, digo buen porque queda la sensación de que se pudo llegar más lejos. Igual, la participación fue decorosa.
- A Sudáfrica 2010 no se clasifica, los males de la selección son conocidos y hasta el menos estudioso de fútbol siente hartazgo al ver a los jugadores amontonados atrás valiéndose del “balón largo dirigido” como único recurso. Farías debía cambiar eso, lo sabía y lo hizo.
- Antes de la Copa América se potencia la preparación física. La estadía en Estados Unidos generaría mucho mito. Esta selección tuvo una buena preparación física porque, a diferencia de varios equipos de nuestra Primera División, trabajaron en cancha y cuidando el balón; es paradójico, entonces, que siendo el preparador físico quien optó por preparar a los jugadores para jugar, el técnico los quiso preparar para correr.
- A Argentina 2011 se arriba con la dura crítica hacia varios jugadores quienes mostrarían un gran estado de forma. Esa Copa también serviría para resolver ciertos problemas tácticos. Jugar con dos mediocentros era algo imperioso: Lucena –acaso uno de los tres más destacados de toda la era Farías– se consolida junto a Tomás –el mejor del torneo– en la primera línea del medio campo. Vizcarrondo, Perozo y Renny encuentran su mejor estado de forma en mucho tiempo; Rosales y Cichero son la respuesta más idónea a la ausencia de laterales; Cesar Maestrico González alza su nivel tras un fuerte bajón producto de su estadía en México (San Luis); y Arango, el gran Juan Arango, se aferra a la cinta de capitán, renaciendo como verdadero líder dejando de lado su personalidad taciturna. Otro punto importante fue el rescate de Giancarlo Maldonado.
- Psicológicamente la selección madura en esa Copa. Manuel Llorens algo tendría de responsabilidad. Lo más destacado, a mi gusto, es ver una serenidad atípica en la manera de encarar los partidos e indistintamente del resultado. Mucha confianza propia.
- Hay momentos buenos, otros no tanto; la diferencia radica en cuando se quiso jugar y cuando se quiso gestionar. En Cuartos de Final Chile desnudaría las carencias venezolanas. Fue muy superior en el segundo tiempo. La entrada de Valdivia hizo sufrir como nunca a los dirigidos por Farías. Nunca encontraron solución a los movimientos chilenos. ¿Se ganó? Treinta millones de venezolanos estaban rezando, otro mérito de esta selección.
- El partido frente a Paraguay fue un ataque de tedio. Venezuela se animó un poco más, en general el partido fue pobre. Los penales evitarían el paso a la final. El mayor logro de la selección no fue deportivo, sino social: una sociedad resquebrajada se unía en un solo color, el vinotinto. José Manuel Rey, con micrófono sobre una caravana, lo dejó bien claro: “Vinotinto somos todos”.
- Es un éxito el haber encontrado el recambio a una generación histórica. Ya no estaba Ricardo David Páez, Leopoldo Jiménez, Luis El Pájaro Vera, Ruberth Morán y compañía. José Manuel Rey diría adiós en los albores de la Eliminatoria para Brasil 2014. Vizcarrondo, Rosales, Tomás, Maestrico, Salo y la mejor versión de Arango estaban a disposición de un nuevo proceso eliminatorio.
- Un nuevo problema: se busca sustituto para Lucena y Rincón, la selección depende mucho de esa pareja. Por otro lado, tanto Esquivel como Farías quieren ser los primeros en clasificar a la selección a un Mundial, sobre todo Esquivel, quien se sabe cada vez más cerca su final de gestión (¿Para cuándo?) y que no quiere repetir el caso de Danny Alves. Con desespero, se inicia una cacería de todo extranjero con posibilidades de enfundarse la Vinotinto. Llegan los euro-venezolanos con Fernando Amorebieta a la cabeza.
- Farías siente fortalecer en sus entrañas ese palpito de ego que lo iría devorando poco a poco. Ya en la Copa América protagonizó algunos de sus shows en conferencias de prensa, dedicándose más a mendigar respeto que a hablar de fútbol. Malos tratos a periodistas, desplantes, y muecas de niño malo y grosero, adornarían el circo creciente de Cesar Farías.
- Al inicio de la Eliminatoria se pretende separar dos conceptos inherentes: ataque y defensa, planteando equipos muy largos en los cuales los jugadores ofensivos quedan ajenos a la defensa posicional y los defensivos ajenos al ataque posicional.
- La victoria frente Argentina responde a un partido bien planificado y a un muy mal momento de la albiceleste. El debut oficial de Amorebieta deja imágenes por toda la web que resaltan su férrea marca a Messi. El gol llega de pelota parada; Amorebite, el autor, se ganó a todos los venezolanos.
- Generar ocasiones de gol fue un problema nunca resuelto en toda la era Farías. La mayoría de los goles fueron a pelota parada. Es imposible ir a un Mundial sin marcar y para marcar se deben crear ocasiones.
- La mejor variante ofensiva fue la explicada en el punto 13. En este proceso Arango culminaría su mutación a enganche. Pletórico. Por otro lado, se evidencian falencias en salida: constantemente Arango debe retroceder para poder iniciar las jugadas.
- El discurso bélico de Farías se asienta. Una especie de Declaración de guerra a muerte vuela en al aire. Ese es el líder de nuestra selección, símbolo claro de nuestro malestar social y violento presente. Pese a todo, Farías es un verdadero líder, su discurso cala en sus referentes, Tomás el primero. La gran Copa América de Tomás va quedando en el recuerdo tras su excesiva violencia al momento de jugar, ganándose expulsiones innecesarias. La figura de Lucena, por el contrario, se asienta; vive lo mejor de su carrera en la selección. Evoluciona a pasos veloces. Sin sustitutos de nivel para ambos, se insiste con Giácomo Di Giorgi y Francisco Minino Flores, en detrimento de otros quienes quizá pudieron haber aportado más.
- Jesús Chiki Meza, de los mejores jugadores venezolanos que he visto, atravesó su mejor momento antes, durante y después de la Copa América. Nunca fue muy tomado en cuenta por ser un enganche muy puro: iba en contra de la idiosincrasia de Farías. En la Copa América Venezuela 2007 Alfio el Coco Basile, defensor de la figura del “9”, cambia su esquema para incluir a Tévez y Messi como puntas dejando a Diego Milito en el banco. “No puedo insistir si el equipo me pide otra cosa”, declaró. Cesar Farías, contrario a lo común, impone su ideario sin importar los jugadores de los que disponga (¿Recuerdan el punto 5?), Venezuela contaba con muchos jugadores hechos para un modelo de juego diferente al favorito de Farías.
- Una de las brechas de la Eliminatoria y de los partidos más importantes del proceso, para mí, es el 1-1 en Montevideo. Uruguay mostró muchos problemas para jugar, Venezuela sólo jugó cuando tuvo el marcador en contra, llegando a verse muy superior; una vez empataron, se dedicaron a gestionar. El partido pudo perderse por esa actitud cobarde, de inferioridad, de Cenicienta (Eso tan repudiado por Farías). El punto es muy celebrado, para mí es un fracaso: se debió ir por más. Ese partido resume la manera de proceder de Farías.
- En los amistosos previos al primer partido frente a Perú se prueban a jugadores de forma descontextualizada: un once de once jugadores ajenos al proceso. Ninguno se muestra, ¿cómo hacerlo? Se quiso plantear un equipo de cero para ver si se rescataba algo utilizable en la verdadera selección. Se desperdicia a Miguel Mea Vitali, Sema Velázquez, Lobo Guerra, entre otros.
- Luego de la derrota frente a Perú, con Paraguay como próximo rival, la necesidad arrincona al tozudo estratega. Por vez primera cede a su arrogancia para usar un modelo más acorde a lo que pide el equipo. El resultado es alentador y pretende seguir ese camino. No duran mucho esas intenciones y una gran Argentina baila a Venezuela. Messi fantástico. Es curioso como la vida te muestra los caminos correctos una y otra vez. Todos los equipos, en amistosos y partidos oficiales, que se dedicaron a jugarle 90 minutos a Venezuela, sin especularle, la acabaron desnudando de la mano de jugadores defensores del balón: España, Chile en la Copa América (Valdivia), Ecuador en la primera fecha, Chile en la ida (Matías Fernández), Perú en el partido de ida, Japón en amistoso, Argentina en la vuelta (Messi, Gago, Montillo) y finalmente Chile en la vuelta (Todo Chile fue genial).
- La vuelta frente a Uruguay evidencia el poco entrenamiento del ataque posicional. Un equipo sin soluciones, que venía de empatar en La Paz, no puede franquear el muro charrúa. Luego, una de las exhibiciones colectivas más loables del año: la victoria de Chile. El primer tiempo es digno de repaso. Frente a Perú se gana sufriendo. En la última fecha, en Pueblo Nuevo (Deja vú), Farías arde en la hoguera no de la crítica desmedida, sino de su propio ego, de su propio circo.
- Cesar Farías es un personaje arrogante y antipático. La tozudez de su ego lo privó de encontrar o trabajar soluciones a las falencias colectivas. Su discurso bélico se le volteó cuando toda la afición empezó a hacerle la guerra. Entre tanto acuñar que “Vinotinto somos todos” él y Lino Alonso se pavonearon por las salas de prensa atacando a quien según ellos los atacaba, culpando a los medios de sus debacles y dejando un mensaje, apoyado desde la FVF, de que vinotintos son todos quienes estén ciegamente con ellos. De haberse dedicado más a hablar y trabajar fútbol los resultados pudieron haber sido distintos.
- Jamás se entenderá desde lo deportivo la insistencia con Giácomo Di Giorgi y Minino, así como la poca oportunidad dada a Edgar Jiménez, Vicente Suanno, Pedro Fernández, Miky, El Lobo Guerra e incluso el Chiqui, todos jugadores con nivel de selección en diferentes puntos del proceso.
- Queda cierta suspicacia con la insistencia en jugar en Puerto La Cruz. Cesar tiene a su familia allá; por ende, ha de manejar varios negocios personales en esa ciudad; allí juega el Anzoátegui, club del cual se extrajeron varios jugadores para la selección; club dirigido, en su momento, por su hermano y en el cual jugaron Giácomo Di Giorgi y Minino. Es difícil acusarlo de algo, pero el contexto se antoja raro.
- Este fue el proceso eliminatorio más apoyado. Cesar Farías mucho hizo para revertir ese apoyo. Sólo debía trabajar. Se enemistó con muchos, señaló a otros (El Pájaro Vera, Paladini, Chita, entre otros) e hizo de la mejor oportunidad de la selección para llegar a un Mundial un verdadero circo bélico. Manuel Llorens habla en Terapia para el emperador del complejo de omnipotencia sufrido por varios líderes, en la página 94 de la segunda edición del libro expresa: “El líder, por estar en la cima de la estructura, puede comenzar a sentir que siempre tiene que estar bien para los demás, así como que tiene pocas figuras dentro de la organización en quienes se puede apoyar. Las necesidades de depender del otro pueden comenzar a tornarse molestas por lo cual se intentan negar. La omnipotencia es la sombra más evidente del poder. Se manifiesta en la incapacidad para escuchar posiciones alternativas, el deseo de avanzar el proceso a través de la imposición arbitraria, el uso abusivo del poder otorgado. El líder comienza a tornarse intolerante, impaciente. Empieza a sentir que tiene que tener el control de todo, se angustia de manera desmedida si no le informan de cada uno de los detalles, no tolera el funcionamiento independiente de sus supervisados. Comienza a transformar sus inseguridades y sus dudas en regaños continuos, empieza a escoger a chivos expiatorios en los cuales depositar toda responsabilidad de los tropiezos”. Eso escribió Llorens antes de empezar a trabajar en el cuerpo técnico de Farías, quien, seguramente, debió acabar siendo uno de sus pacientes preferidos.
PD: a falta de confirmarse la partida de Cesar Farías a México, quiero dejar claro su capacidad. Si se corrige, madura y aprende de toda esta experiencia, puede tener mucho éxito. La humildad debe ser el norte: no es ni será más grande que el fútbol o que sus jugadores, ni será “el Mourinho venezolano”. Humildad para crecer.