Un sueño guayanés
A las 7:00 am arrancan los trabajos en el CT Cachamay. Como de costumbre en los principales clubes de nuestra primera división, las puertas sólo se mantienes abiertas a jugadores, entrenadores y relacionados al equipo. Mineros, con pico y pala, empieza sus labores a fin de conseguir oro en el presente campeonato.
Los entrenamientos varían, a veces son a las 4:30 de la tarde y si la causa lo amerita también pueden trabajar en el Centro Ítalo de Puerto Ordaz. Richard Páez, con toda su experiencia, se mueve con pasos pesados a lo largo de toda la cancha: con sus lentes oscuros distingue aquello que le cuesta a otros y con su voz gruesa da precisas órdenes que más les vale a sus jugadores comprender.
Desde hace mucho tiempo una estrella no se estampa en el escudo de Mineros de Guayana, demasiados torneos, incluso, sin llevar a su sede administrativa el trofeo de un torneo Apertura o Clausura; por ende, no sorprende la desmesurada inversión realizada en jugadores, especialmente en ese grupo de 12 o 13 quienes sobresalen en la plantilla.
La meta es el título, hay fundamentos. Es una plantilla diferente a la del Anzoátegui, Zamora, Caracas y Carabobo sus principales competidores al título, pues en su banco de suplentes no abundan recursos del mismo talante de aquellos quienes estén en campo; pese a esto, se debe aclarar que el once de Mineros es de lo mejor de nuestro torneo.
Al margen del 4-0 endosado por el Carabobo en Valencia (¿Aguantaran en su carrera al título?), el tener un partido menos que los cuatro primeros en la tabla de posiciones, los mantiene muy cerca de la punta en cuanto a matemáticas y más cerca aún en lo relacionado al juego.
Hay buen ambiente y buen fútbol. Los jugadores bromean constantemente, la jerarquía de los entrenadores se respeta; y los entrenamientos, como si de un espejismo internacional se tratase, están marcados por su intensidad y recurrente uso del balón. Jorge Durán, el preparador físico, destaca en sus labores.
El modelo de juego es claro, todos los intérpretes lo conocen, el cuerpo técnico lo perfecciona. En las afueras del estadio, los involucrados en el proyecto son caras conocidas en toda la ciudad. Tienen prohibido pasar desapercibidos, como seguramente no lo harán en el podio final de la temporada; eso si no terminan consiguiendo la estrella, hay con que.