Maracaibo fue la sucursal del cielo (Zulia 1-2 Chapecoense)
Maracaibo fue la sucursal del cielo (Zulia 1-2 Chapecoense)
Internacional

Maracaibo fue la sucursal del cielo (Zulia 1-2 Chapecoense)

Juan Pablo Chourio
2017-03-08 06:59:00
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El retorno del equipo brasilero más la asistencia fueron las notas más altas de un partido que tuvo un marco espectacular, pero un desarrollo bastante gris

A partir de 2009 el Chapecoense empezó su ascenso hasta el cielo. No solo escaló desde la cuarta categoría brasilera hasta la primera, sino que avanzó a la final de la Copa Sudamericana. Su trayecto empezaba a ser trascendente antes de que sucediera el accidente aéreo que lo hizo inmortal y que convirtió al “Vamos, vamos, Chape” en el cantico más emocionante de todos. 99 días después de uno de los fechas más negras para la historia del fútbol, el equipo de Chapecó volvió a un torneo internacional, eran otros hombres, sí, pero cada uno representaba cada una de las 71 almas que descansan en paz. Su resurrección en la alta competencia era la noticia que tenía expectante al universo del balompié: Maracaibo fue la sucursal del cielo que vio reencarnar en otros cuerpos a la oncena con más dolientes.

El Estadio “Pachencho” Romero, sede predilecta de la Vinotinto de Páez, albergó como en sus mejores tiempos un partido que se enmarcará para la posteridad: Zulia FC versus Chapecoense. El primer compromiso de la institución negriazul en Libertadores tenía condimentos que propiciaron el apoyo masivo de la fanaticada. Y es que era la primera vez desde el extinto Unión Atlético Maracaibo que el estado Zulia recibía la Copa, Juan Arango debutaba en el torneo más importante de América y Chapecoense retornaba al escenario internacional. Es por ello que la casa del anfitrión debía estar a la altura, y lo hizo. Tras años de abandono, el recinto que albergó la final de la Copa América 2007 volvió a tener luz.

90 minutos fue demasiado tiempo para la película con el protagonista más querido de los últimos meses. Un timorato Zulia terminó la primera mitad sin un disparo a puerta, con un gol por debajo en el marcador y con la sensación de que la reestructuración de Chape en poco más de 90 días fue mejor que los refuerzos del campeón del Clausura 2016. La dinámica de juego que podría ofrecer la conexión Orozco, Arango y Savarino nunca apareció porque entre ellos había kilómetros de distancia. Los brasileros, que supieron presionar y asfixiar al rival, se imponían con base en el ímpetu, físico y criterio ofensivo. La anotación sirvió como homenaje para los difuntos: arrodillados, uno abrazado de otro, apuntaron los dedos hacia el cielo.  

La segunda parte solo tuvo emoción en los minutos finales. Zulia encajó el segundo gol al 67’ cuando la visita decidió despertarse del letargo con el que inició los segundos 45 minutos. Una asistencia desde la banda derecha encontró solo en la medialuna y con tiempo suficiente para rematar a Luiz Antonio. Aturdido por el marcador el conjunto petrolero ya había hecho algunos cambios cuando la desventaja era por la mínima: Arango se había convertido en lanzador desde la primera línea de volantes y Orozco era el mediapunta. Incluso así no hubo mayor peligro para el arco del ex Benfica Artur Moraes hasta que llegó el descuento en una jugada de balón parado, el salvavidas para cuando los equipos no pueden hilvanar tres pases hacia adelante.

El gol de Arango sirvió para recortar la diferencia y tachar de su lista personal otra meta personal: debutar y anotar en Libertadores. El significado del regreso de Chapecoense le otorgó trascendencia a un encuentro que en otras circunstancias hubiera sido muy gris.