Lo que nos deja Deyna
El juego de Deyna Castallenos recuerda partido tras partido el carácter lúdico del fútbol
Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad, Eduardo Galeano.
Existen venezolanos que presumen de bellos paisajes; playas y mujeres, como si esas cosas nos hicieran mejor país. La grandeza va más allá de la superficialidad. Pareciera que más importante es lo que parecemos ser a lo que somos. Pesa más la fortuna del novio que el amor que siente por su prometida; la herencia del difunto que el legado intelectual o el resultado final del partido a lo que pasó en la cancha. Vivimos en un entorno cada vez más materialista.