La voluntad como medicina (Venezuela 2-2 Argentina)
La voluntad como medicina (Venezuela 2-2 Argentina)
VinotintoPartidos

La voluntad como medicina (Venezuela 2-2 Argentina)

Lizandro Samuel
2016-09-06 22:12:36
%
q
:
1K

Mérida fue escenario de un partido en el que hubo más aburrimiento que buen fútbol. La ocasional apatía visitante y la voluntad local permitieron un empate que, al final, en un encuentro roto, pudo ser alterado por cualquiera de las dos oncenas

  1. Venezuela tiene claro qué actitud debe emplear para competir en la Eliminatoria. Ni con Farías, ni con Chita, ni ahora con Dudamel, la selección ha adolecido de eso que algunos llaman “entrega”. Ver a Peñaranda recorrer su banda de punta a punta para marcar es una muestra de lo anterior. Empatar contra un rival como Argentina demanda bastante sudor. No obstante, para jugar al fútbol hace falta mucho más que correr.
  2. El equipo de Dudamel quiso evitar que la Albiceleste saliera en corto. A partir de ahí, se replegaba y, a lo largo del cotejo, fue permitiendo que su rival avanzara en la cancha. La apatía visitante, y la carga anímica que significó tener el marcador a favor, evitaron que Argentina sacara más provecho de esto. Ever Banega era el eje del ataque posicional de su equipo. Con frecuencia, pudo recibir entrelíneas, sin ningún tipo de marca. Sus pases profundos y asociaciones cortas dirigieron las embestidas que hacían flaquear a los jugadores de banda de Venezuela. Que la pelota no pasara por Banega en algunos momentos del partido influyó a favor de los locales.
  3. La peor versión de esta Argentina surge cuando le toca pasarse la pelota entre sus defensores cerca de su arco. En la Copa América, el equipo de Dudamel la presionó en esos periodos y, de esta forma, cosechó sus mejores minutos en un encuentro marcado por las genialidades de Lionel Messi. Esta vez, en Mérida, la decisión venezolana fue ceder terreno. La propuesta lucía peligrosa. Y cuando más parecían asentarse los visitantes, el fútbol homenajeó a Dante Panzeri: Juanpi Añor recordó la Dinámica de lo impensado.
  4. El gol local tuvo dos efectos emotivos. En los beneficiados, significó gasolina: desfallecer no era una opción. En los visitantes, desconcierto: ¿de verdad la selección de Conmebol mejor situada en la Eliminatoria estaba perdiendo contra la última de la tabla? Juanpi, Peñaranda, Josef y Salo, empezaron a encontrar oro en donde antes solo se veía tierra.
  5. El Patón Bauza debe de estar muy molesto. El desconcierto liberó ansiedad en sus dirigidos: con el 2-0 y más aún con el 2-1, avanzaban a trompicones, con más avidez que inteligencia. Cabe resaltar que con lo primero les bastaba para poner a temblar al estadio: si el ansioso es Di María, la emoción está garantizada.
  6. El partido estuvo lleno de errores. Ninguna selección se vio del todo bien. Argentina transmitió apatía, luego voluntad en el desconcierto y la demostración de que sí se ánima es capaz de construir un fútbol digno de respeto. Venezuela se vio voluntariosa, con los acostumbrados problemas para tocar la pelota en su cancha, un poco atontada cuando de pillarle el truco a Banega se trataba, blanda por los costados y encomendada a las asociaciones que pudieran generar –más por talento que por mérito colectivo– al menos tres de sus cuatro hombres con mayor vocación ofensiva.
  7. La Vinotinto tiene dos puntos. A estas alturas, ya se han analizado gran parte de las virtudes y defectos que ofrece la plantilla. La noticia más positiva sigue siendo la irrupción de jóvenes quienes tocan la pelota con una calidad inédita en el fútbol venezolano. Como ya se dijo antes, la verdadera mano de Dudamel se verá con el pasar de los partidos. Si acaso algo sorprende un poco, me parece, es la poca cantidad de minutos de la que está disponiendo Rómulo Otero. Por lo demás, Venezuela necesitará de mucho más que voluntad para competir; pero también es evidente que de no tenerla, el fracaso estaría asegurado.
Ahora es
Tendencia