La Pulga Gómez, irreverente y atrevido
En la vida de un futbolista lo más importante es tener continuidad, por lo que encontrar un equipo que te la ofrezca es el principal objetivo. ¿Cuál fue el camino de Jesús Gómez hasta conseguirla?
Irreverencia y atrevimiento son palabras que en la vida de los futbolistas merideños están tatuadas en la piel. El hombre que espantó fantasmas y logró unir voluntades en pro de un objetivo en común pudo predicar su palabra por Mérida y luego en todo el territorio nacional. La legión que jugó o presenció la trayectoria del Doctor Richard Páez con Estudiantes de Mérida y la Vinotinto está impregnada de un sí se puede real, a pesar de que Juan Villoro diga que la frase significa que muchas veces se ha intentado y no se ha podido. Luego del Boom Vinotinto, las nuevas generaciones tienen otro norte.
Entrados al nuevo milenio, Estudiantes de Mérida asombró a un país alcanzando los cuartos de final de la Copa Libertadores 1999. La hazaña no era menor, por segunda vez un equipo venezolano llegaba a esa instancia luego de que cambiaran el formato de la competición en 1989. A partir de allí, hay una meta o sueño, que verosímil o no, está trazada: trascender a nivel internacional.
Si en equipos el Académico demostró atrevimiento e irreverencia, el primer jugador con esas características fue Juan Arango, quien gozó de titularidad en todos los países que jugó (México, España, Alemania y Estados Unidos). En el momento en que Juan llegó a la Liga de las estrellas (2004), se contaban con las manos los jugadores criollos que se encontraban en tierras extranjeras. Hoy, luego de varios años, son bastante más los Venext.
El camino para emigrar nunca es fácil, y Jesús La Pulga Gómez sabe bien de qué se trata. Merideño de infancia y juventud, pero nacido en Aragua, Jesús brilló en Estudiantes de Mérida y también en Caracas FC. En su época se vio al mejor Rojo de la historia, en aquella temporada 2009 transcendieron a los cuartos de final. Otra vez, para que una actuación se considere resaltante fue necesaria la aprobación internacional.
El futbolista sudamericano, sobre todo el argentino y brasilero, sabe que si quiere triunfar tiene que cruzar el charco para que en las noches de los martes y miércoles se conviertan en estrellas de la Champions League. Sin embargo, llegar a la luna no está al alcance de todos, por lo que hay otros astros en los que se puede aterrizar. La Pulga intentó en Marruecos, Siria y Egipto, pero escribir de derecha a izquierda y el calor extraño para quien se crió en Los Andres le oxidó el desborde y la gambeta: una pulga se perdió en un desierto.
Retornó a Venezuela y jugó en Caracas y en Deportivo Lara. Recuperó el fútbol y agarró fuerza para una nueva aventura. Un viejo amigo avileño le ofrecería una nueva oportunidad. Rodrigo Pietro, ariete mexicano que se vistió de rojo por una campaña, tiene un hermano que es representante y le consiguió una oportunidad en la tierra del picante y del Chavo. Jugaría en Segunda, en Delfines; luego, en Dorados de Sinaloa, allí logró la promoción pero lo cedieron en el Draft, por lo que estaría un año más en el Ascenso mexicano con Necaxa.
La desilusión de estar otra vez en la liga de plata no lo desanimaría. En Necaxa sumó más de dos mil minutos, consiguió tres goles y volvió a Primera. Su confianza retornó y sus atributos también: encarador, irreverente y atrevido.
