Escasez de (buenos) pases (Panamá 0-0 Venezuela)
Escasez de (buenos) pases (Panamá 0-0 Venezuela)
Vinotinto

Escasez de (buenos) pases (Panamá 0-0 Venezuela)

Lizandro Samuel
2016-05-24 21:52:54
1.050

La Vinotinto disputó su segundo compromiso bajo el mando de Rafael Dudamel. El nuevo entrenador debe bregar contra defectos ajenos a su gestión e inherentes al fútbol venezolano

“Una cosa es ansiar algo y otra encontrar la fuerza para lograrlo”, Forever.

 

  1. Si usted es de los que disfruta más del juego de fútbol que de los colores, de esos que prefiere ver un Al-Qadisiyah vs. Al-Faisaly bien jugado que un Manchester United vs. Chelsea repleto de errores, el amistoso entre Panamá y la Vinotinto no era para usted. En un homenaje al tedio, los primeros minutos fueron un examen de silbido para el árbitro: convendría conocer cuántas infracciones faltaron para que el cotejo estableciera el récord mundial de más interrupciones en menor tiempo. La paridad absoluta podría haber sido la causa de tan escasos avances. El argumento está sustentado de forma peyorativa: los errores de ambos bandos facilitaron el cero a cero.
  2. En menos de seis meses, Rafael Dudamel enfrentará una Copa América y partidos de la Eliminatoria. Es natural que quiera evaluar la mayor cantidad de jugadores que le sea posible en el menor tiempo. Sus acciones son consecuentes con su discurso: en la rueda de prensa previa al partido habló de la importancia de los encuentros clasificatorios al Mundial que se aproximan. Los amistosos inmediatos representan la oportunidad de trabajar con jugadores que no tendrá a disposición en la Copa. Y es que el ex arquero brega contra los mismos problemas que sus antecesores: no tiene suficientes futbolistas de nivel internacional a su disposición.
  3. A diferencia del juego contra Galicia, Venezuela decidió presionar la salida de su rival. Si en aquel momento se justificó el uso del repliegue debido a las pocas horas de trabajo, tras este choque quedó claro que presión es una concepto que por carencias formativas le cuesta al jugador venezolano. Pese a atosigar la salida panameña, la Vinotinto acababa amontonada al borde de su área; ahí se producían la mayoría de las recuperaciones. El contraste de ambas imágenes sirve para resumir el fracaso defensivo.
  4. Mucha responsabilidad de estos fallos recaían sobre los volantes centrales. El Mono Suárez y Arles Flores eran la metáfora de la cobija: si se arropaban los pies, se descubrían la cabeza. O permitían que Panamá avanzara al no presionar de forma adecuada, o descuidaban sus espaldas y facilitaban duelos entre los delanteros rivales y la dupla de Ángel y Sema. Aunque corrieran, eran superados con frecuencia; sobre todo el Mono. Durante el ataque posicional, su errada distribución en el campo, lo excesivamente estáticos que permanecían en ocasiones, o la falta de claridad para jugar la pelota, atentaban contra toda pequeña intención de Venezuela de generar un ataque decente.
  5. En defensa, la Vinotinto fue un equipo demasiado reactivo. No obligó a su rival a jugar por donde ella quería, sino que se defendió cómo pudo y con el desorden típico del que teme a la muerte. Amontonando jugadores en su área, no se ejecutaba un plan que buscara condicionar al rival; por el contrario, el equipo de Dudamel estaba a merced del espeso combinado local.
  6. Panamá también presionaba la salida. Igualmente, mostraba errores con el balón. El resultado fue una fiesta en la que nadie bailaba: fue horrible. Pérdidas constantes de ambos equipos facilitaron una analogía cruel: en Venezuela escasean los productos básicos, en el fútbol venezolano los recursos esenciales. La selección no sucede buenos pases. Y su rival de turno, tampoco.
  7. Con el paso de los minutos, Panamá mostró rasgos de un conjunto más trabajado: a falta de talento exhibió algo de lucidez. Sabía hacia dónde jugar el balón. Venezuela fue lo contrario: sus pocos destellos tuvieron que ver con el nivel individual. Dudamel, en ambos partidos, pareciera haber buscado eso en ataque: a corto plazo, querer mejorar las deficiencias históricas, y lógicas, con la pelota podría resultar arrogante (Si los anteriores entrenadores no pudieron en más tiempo, ¿por qué él habría de hacerlo en un mes?), la intención fue, de nuevo, escalar por las bandas mediante rendimientos individuales. En ese ámbito, Jeffren quedó en deuda, Koufatty no tuvo una evaluación positiva y Otero –hasta el minuto 60– estaba en el banco. En el contexto del partido, si el mismo hubiese durado una semana, aun así la Vinotinto no hubiese creado muchas ocasiones de gol por mérito propio.
  8. Los 90 minutos de Andrés Ponce son una buena noticia. De actitud destacada, el joven pareciera sumarse a la lista de niños a los que se echará mano en la Eliminatoria. No estará en la Copa América, pero empieza a mostrarse en la selección absoluta.
  9. Recurrir al argumento del poco tiempo que lleva Dudamel en la selección para justificar las fallas es, a mi entender, reduccionista y un poco ingenuo. La mayoría de las falencias mostradas hasta ahora se vivieron en la era de Farías y en la de Chita. Dudamel es un heredero de problemas. ¿Cómo Galicia podía tener posesiones tan buenas si es una selección que casi no se junta a trabajar?, ¿por qué Pizzi en su segundo partido con Chile, en el que enfrentó a Venezuela, pudo guiar a sus futbolistas a un rendimiento tan aceptable? Ambas selecciones disponen de más recursos de los que tiene Venezuela. Y aunque sí, la Vinotinto de Dudamel, en todo el sentido de la expresión, empezará a verse con el tiempo, hay que tener muy presente que la misma será la consecuencia de un montón de fallos estructurales que tienen años aquejando al fútbol local. El nuevo DT tratará (Pocas veces ha estado tan bien usada esa palabra) de competir a corto y mediano plazo para voltear la dinámica negativa en la que venía sumida la selección. Otra vez, un nombre propio se encuentra ante la exigencia de corregir defectos históricos.