Imperdonable: Caracas regaló el cupo a la Fase de Grupos

En la mente de muchos, sobre todo en la de los seguidores del Caracas FC, aún se encuentra presente aquel minuto exacto donde después de una tarde que parecía mágica, todo se fue al olvido en cuestión de segundos. Y el Deportivo Táchira logró quedarse con el Torneo Clausura para luego sumar una estrella.

Desde esa tarde mágica pasaron varios meses. Caracas por fin regresaba a la Copa Libertadores. Sí, desde la Fase Previa, pero seguía siendo una noche de Copa en la capital venezolana. Una noche donde en las gradas se mostró un gran carnaval con un colorido espectacular para recibir al once veces campeón de Venezuela. Durante 90 minutos los jugadores pudieron sentir el aliento de su gente para dejar todo en la cancha y tratar de dar una alegría que tanto hace falta en Caracas.

Además, el equipo de Antonio Franco estaba mostrando un estilo de juego que de a ratos gustaba. Un estilo que no se veía en el equipo de Eduardo Saragó y que, luego de tres partidos, aparentemente la idea se estaba captando. Este Caracas intenta jugar más a ras del maltratado césped del Estadio Olímpico. Intenta salir tocando desde la línea del fondo. Así como la presión alta durante gran parte del partido y la intención fija de encarar al rival aunque el marcador este a favor.

No obstante, ya conocemos la historia. En el momento menos esperado, una vez más, Caracas se dejó anotar un gol en el tiempo suplementario. A pesar de la victoria, el tanto lo dejaría a dos minutos de trascender por primera vez en su historia desde la Fase Previa a la Fase de Grupos de la Copa Libertadores.

Ahora bien, más allá del dejà vu que se vivió en el estadio: ¿es tolerable esta victoria amarga de Caracas? Lo cierto es que el Rojo pagó una “novatada”, como popularmente se le suele decir a este tipo de situaciones. Los Avileños, con un técnico joven, una plantilla con poca experiencia y con su jugador más experimentado ausente, fueron eliminados debido a errores claves a la hora de afrontar una situación competitiva.

Uno de los errores fue el primer cambio del Profesor Antonio Franco: efectivamente, Evelio Hernández o Diomar Díaz tenían que ingresar cuando el partido estaba 11 contra 11 aún. Una vez que Huracán quedó con 10 jugadores, el cambio ideal no era el de Evelio por Christian Flores. El zurdo, en una nueva función que no se la había visto en Caracas, era uno de los mejores de la cancha. Evelio podía ingresar pero lo ideal era colocar a Christian en el extremo donde estaba jugando Over García. De esta manera, se podía aprovechar la pegada, el desequilibrio y el buen momento de Flores. Asimismo, Evelio “podía” manejar los tiempos del partido. No obstante, el ingreso de Evelio por Christian Flores no tuvo ningún fruto, ya que el ex Danz no marcó alguna diferencia en cancha.

Por otra parte, Caracas había mostrado una buena iniciativa durante todo el partido para conseguir el resultado que lo clasificaba. Por lo tanto, una vez con el marcador a favor y con Huracán con 10 jugadores, se debía buscar más control en la media cancha y así, con superioridad numérica, marcar una diferencia que incomodara al rival. Sin embargo, Antonio Franco aplicó el mismo sistema que en Buenos Aires donde si era justificable: colocó a otro central en cancha para jugar con línea de cinco. De esta manera, el balón fue entregado totalmente a un Huracán al que se le agotaba el tiempo para conseguir el gol que lo clasificara.

Estos errores fueron claves a la hora de que Caracas pudiera aguantar el resultado favorable. La decisión de esperar a Huracán con línea de cinco teniendo a un jugador más en cancha fue un hecho que motivó y le dio más espacios a los argentinos para poder tocar dentro del área con tanta facilidad.

Asimismo, el director técnico no tiene toda la culpa. Gran parte de estos jugadores que se dejaron empatar de nuevo en el tiempo agregado también estuvieron en aquel partido contra el Deportivo Táchira. Es difícil justificar, y no es comprensible ni perdonable, que durante los minutos finales vuelvan a caer derrotas por prácticamente la misma vía que en aquel partido por el Torneo Clausura 2015. No hay excusas para esta “victoria” amarga. Caracas tiene un reto ahora mucho más complicado de lo que era derrotar al subcampeón de la Sudamericana: ganar el Torneo Apertura 2016.