Christian Santos: análisis de una interrogante
El oriundo de Puerto Ordaz se ha erigido como una de las mayores figuras del fútbol holandés y una de las sorpresas más gratas que ha recibido el balompié nacional. Sus números, que ya de por sí son impresionantes (en esta temporada lleva 9 goles en 12 partidos), son respaldados también por la influencia que tiene en el funcionamiento de su equipo.
Por Sancho Goncalves (@SanchoGL)
Sujetando las manos de sus padres, un niño venezolano de seis años de edad llamado Christian Robert Santos Freire recorre el Aeropuerto Internacional Manuel Piar, en Puerto Ordaz, apunto de abordar un avión con destino a Alemania. Ávido, el jóven Christian anhela desempacar su balón de fútbol. No le importa el lugar, si es en Venezuela o del otro lado del Atlántico, el chico solo quiere patearlo.
Diez años después de su arribo al país centroeuropeo, Santos se inscribe en la sección juvenil del modesto Arminia Bielefeld, equipo de la tercera división del fútbol alemán. Tras tres importantes años de formación y con apenas 19 años es traspasado al KAS Eupen, de la segunda división de Bélgica, donde se destacaría durante dos temporadas hasta ser nuevamente transferido, esta vez, al K.V Estrella Roja (actual K.V. Red Star Waasland-Beveren), también de la segunda categoría del fútbol belga. Transitaría sin pena ni gloria, aquejado por una lesión en su rodilla izquierda que no le permitió jugar durante gran parte de la temporada. Finalmente aterriza en el NEC Nijmegen de Holanda, también de la segunda división, en el verano del 2014. Anotó 23 goles en su primera temporada y se convirtió en uno de los pilares del primer campeonato conseguido por el club y del ascenso directo a la Eredivisie, división donde milita actualmente.
Christian Santos es un delantero zurdo bastante flexible posicionalmente. Normalmente parte como extremo izquierdo, aunque jugando de segunda punta por detrás de Sjoerd Ars, el 9 "natural" del equipo, el venezolano no ha desentonado. Su capacidad goleadora se sustenta en el uso que le da a los espacios rivales y en cómo llega a esos espacios. Naturalmente no existe una fórmula mágica, pero Santos se aprovecha muy bien del pivoteo y del juego de primera para desmarcarse, restándole tiempo al defensor de turno para maniobrar.
Santos juntándose de primera con Ars y atacando el espacio libre.
En una liga donde prima el buen trato de la pelota y la presión es prácticamente un automatismo en el sistema defensivo de muchos equipos, este tipo de característica es bien recibida.
El NEC ensancha el campo cuando ataca en posicional, abre a sus extremos para crear brechas entre los defensores y para que los delanteros se inserten entre ellos. Santos parte desde el costado, sí, pero él no se encarga directamente de abrir el terreno; espera la llegada del lateral o la apertura de uno de los volantes para permutar hacia el área y formar el doble 9 con Ars. Su influencia dentro del área, dado este matiz, es tangible: posee una capacidad de salto destacable y un cabeceo fuerte. Además es un jugador competente en el arte de la anticipación. Esto se potencia con la lectura que hace de los movimientos de los defensores, convirtiendo al venezolano en un ariete descollante.
A pesar de que el conjunto de Nimega se desenvuelve bien con la pelota y de que su estilo es más de tenencia que de repliegue, no es enclenque a la hora de contraatacar.
Contraataque: potencial 4x3 tras córner. Santos llegando desde atrás para perforar los espacios libres.
En reiteradas oportunidades el NEC consiguió finiquitar una contra sacándole provecho a la inserción de dos elementos por dentro (con frecuencia Santos es uno de ellos) y el conductor abriéndose hacia la banda. En este tipo de escenarios su dinamismo y velocidad son valiosos porque ayuda a crear superioridades a campo abierto, sumándose desde atrás hasta llegar a zona de definición. Incluso cuando los roles se invierten y es el venezolano el que traslada la pelota, la jugada no se ralentiza, pues tiene un buen manejo de balón y domina ambos perfiles. A Santos, además, lo enaltece su recia y precisa pegada hasta el punto de disputarse con sus compañeros cada balón detenido cerca del arco contrario.
Christian Santos se ha erigido como una de las mayores figuras del fútbol holandés y una de las sorpresas más gratas que ha recibido el balompié nacional, a pesar de ser una interrogante para la gran mayoría de venezolanos. Sus números, que ya de por sí son impresionantes (en esta temporada lleva 9 goles en 12 partidos), son respaldados también por la influencia que tiene en el funcionamiento de un equipo que vive quizás el momento más importante de sus 114 años de historia. Aquel chico que partió de Ciudad Bolívar como un entusiasta de la pelota regresa a su país de origen para enfundarse la camiseta de La Vinotinto, convertido en el jugador venezolano más importante en el extranjero y en el que reposan las ilusiones de la nación que lo vio nacer, pero que no lo siguió en su recorrido por el Viejo Continente. Hasta ahora.