Despejando el mapa (Venezuela 0-1 Paraguay)
Despejando el mapa (Venezuela 0-1 Paraguay)
Vinotinto

Despejando el mapa (Venezuela 0-1 Paraguay)

Lizandro Samuel
2015-10-08 22:25:41
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El técnico de Paraguay dijo en rueda de prensa que Venezuela es un equipo que juega bien con la pelota. Asumiendo que no hay demagogia tras tal aseveración, el elogio vale tanto como tres puntos: ¿juega bien Venezuela con la pelota?

“Aquí lo importante es no perderla”, Xavi Hernández, repitiendo lo que le decían sus entrenadores en La Masía

 

  1. Luisma y Tomás son la brújula. La consolidación de Seijas en el medio campo cada vez da dividendos más positivos: como nunca antes en tiempos recientes, Venezuela sabe qué hacer con la pelota. Desde la llegada de Chita, Tomás Rincón se ha tomado una botella de habilidad: verlo salir jugando, haciendo asociaciones cortas y proyectándose, invita a repetir la pregunta: ¿es realmente ese Tomás Rincón?, ¿el Tomás cuya violencia merecía el repudio de sus rivales?
  2. Y ver al capitán y emblema, porque esta es la Vinotinto de Tomás Rincón, escoger esos caminos invita al resto de los compañeros a seguir el ejemplo. La Vinotinto trató de salir jugando, cuidó la pelota y propició asociaciones cortas; igualmente, los laterales se proyectaron de manera oportuna, cuando hubo que salir en largo la pelota tenía un sentido lógico, y tanto los volantes de segunda línea como los delanteros procuraron tener dinámica. Pero, ¿esto implica que Venezuela fue superior al rival?
  3. No. ¿Logró Paraguay dominar el partido? Tampoco. Ambos chocaron y, la mayoría de las veces, se anularon. La selección local solo fue castigada por uno de esos errores que, como dijo Sanvicente, tiene 20 años cometiendo. Y ya se sabe, como expresó Ramón Díaz, que en partidos internacionales esos fallos tienen consecuencias nefastas.
  4. El técnico de Paraguay dijo en rueda de prensa que Venezuela es un equipo que juega bien con la pelota. Asumiendo que no hay demagogia tras tal aseveración, el elogio vale tanto como tres puntos: ¿juega bien Venezuela con la pelota? ¿De verdad el equipo que en la Eliminatoria pasada estuvo 90 minutos tirándole centros a los centrales uruguayos –en lo que pareció más una práctica de despeje que un partido de fútbol– en Cachamay, puede presumir de sus gestos con el balón?
  5. Para la RAE, la palabra revolución significa “Cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación”. Mientras que la palabra evolución se define como el “Desarrollo de las cosas u organismos, por medio del cual pasan gradualmente de un estado a otro”. Ambas definiciones contrastan en dos palabras: violento y gradualmente. A Chita hay quienes le pidieron una revolución. Él está ofreciendo una notable evolución. Lo segundo, a mi parecer, es más importante.
  6. En la biografía de Richard Páez escrita por Cristóbal Guerra, el entrenador explica que todo cambio violento es un trauma. Los procesos deben hacerse de forma gradual. La Vinotinto de Sanvicente ha corrido contra reloj y ha asimilado conceptos a velocidad de campeón olímpico en los 100 metros planos. Hay cosas, eso sí, que costarán un poco más: las fallas formativas de algunos de los jugadores es algo contra lo que tendrá que seguir bregando el cuerpo técnico, así como lo han hecho los anteriores. Hombre por hombre, Venezuela es uno de los peores equipos de la Conmebol. La cosa puede equipararse desde el trabajo colectivo. Hacia eso hay que apuntar.
  7. Precisamente por no tener esas fallas formativas que sí arrastran otros, a Jeffrén Suárez le bastaron unos minutos para tirarle un caño y meterle un gol de rabona al rencor que algunos le guardaban. No es un jugador que ofrecerá un salto cualitativo importante, pero al verlo conducir la pelota queda claro algo: no se formó en Venezuela.
  8. Junto a Luisma y Tomás, el formado en La Masía fue, quizá, el mejor del partido para los locales. Paraguay, eso sí, también le da mayor valor a lo colectivo que a lo individual: pese a que nunca pudo, ni quiso, tener la pelota por largo tiempo, en ningún momento –salvo, puede ser, en algunos minutos de la segunda mitad– llegó a sentirse demasiado incómodo. Replegado en su área, con marca de granito, evitaba la anhelada penetración rival. El panorama no prometía cambiar: un empate podría haber resultado justo, amén de lo que tuviera Venezuela en el banco.
  9. La dirección de cancha de Sanvicente estuvo a la altura: hizo los cambios que el partido le pedía. A la selección no le sobran recursos, por eso en el segundo tiempo no estaba para dar clases y sí para empezar a morder: sacó a un Maestrico por un Lobo en busca de más ocasiones de gol. Luego metió al mago de los espacios: la entrada de Josef, sin embargo, coincidió con un bajón de ritmo en el partido, y, por ende, de las posibilidades de gol de Venezuela.
  10. ¿Por qué se produce el bache que termina favoreciendo a Paraguay? Las razones parecen naturales: –casi– nunca un partido se mantiene al mismo ritmo los 90 minutos. El problema estuvo en que a los visitantes la lentitud les convenía: siempre es mejor marcar a un rival estático, en un partido lento, que a uno dinámico en un partido rápido.
  11. Por eso llegó la electricidad a Cachamay. John Murillo era el electroshock que solicitaba Venezuela. El que necesitaba Paraguay, paradójicamente, ya estaba en cancha y vestía el color del vino: un blooper, de esos que son costumbre en un equipo no familiarizado con las grandes citas, tatuó en el marcador un resultado ajeno a la realidad del partido.
  12. Aparte de algunos errores colectivos en la defensa posicional y de fallos individuales, si algo se le puede achacar a la Vinotinto es que ha disminuido, desde los amistosos hasta la derrota contra Paraguay, la intensidad en la marca: el equipo muerde menos y por menos tiempo. Contra Paraguay fue evidente la intención de replegarse mucho en algunos pasajes, pero eso no es excusa para restar vitalidad a la faceta que mejor se vio hasta la Copa América. La palabra desbalance vuelve a escribirse con resaltador amarillo.
  13. Venezuela ha mejorado su ataque posicional, el que fuera la tarea pendiente de César Farías. El camino a seguir parece apuntar a fortalecer esa faceta. Le falta, eso sí, encontrar profundidad y debe seguir mejorando las salidas. Preocupa, al menos a mí, el vacío generacional que se ve a largo plazo, aunque ya la inclusión de Jeffrén y Falcón prometen solidificar una plantilla muy, pero muy corta en nivel para ocupar un 11 inicial. El mapa de trabajo se esclarece y las interrogantes parecen más problemas de Matemática I que complejos teoremas que buscan probar situaciones paranormales. El dolor de perder en el debut, de local, y de forma disonante con el funcionamiento del equipo, es una puñalada que hay que saber suturar. El hilo y la aguja para eso están en el seno del equipo.

PD: Chita afronta una situación nueva en su carrera: el repudio de un grupo de aficionados y de la prensa. Casi siempre fue adorado en sus equipos, ahora comanda un proceso en el que todos se sienten con el derecho de fingirse dueños de la verdad. De su entereza dependerá el rumbo colectivo. Por último, en mi opinión, perder de esta forma resulta más tranquilizador que, por ejemplo, lograr un empate en Montevideo como el que se logró en la Eliminatoria pasada. Aquel resultado fue celebrado con la inocencia del condenado a morir: las formas delataban los temores de Venezuela. Esta vez, en medio de la derrota y de algunos errores reiterados, las formas delatan que Venezuela está lista para evolucionar.