La Vinotinto y una sociedad que ya no quiere perder
Malas sensaciones, en general, han dejado los partidos más recientes de la selección nacional
Entre el amor y el desamor viven la mayoría de los venezolanos con las actuaciones más recientes de la selección nacional de fútbol. Les resulta contradictorio ganarle a uno de los mejores equipos del mundo, como Colombia, en la Copa América; y luego perder ante una desconocida Honduras, de la Concacaf, en un partido amistoso. Presurosos acusan una mala gestión, y después de un empate contra Panamá se empieza a poner en duda la credibilidad del equipo, en especial la de su director técnico.
Es inherente el resultadismo en nuestra sociedad, por ello el 0-3 y el 1-1 contra equipos de «menor categoría» adolece. Pero esta actitud no es reciente, e incluso el balompié nacional no es el único afectado por ella. A simples rasgos la inestabilidad económica y política que vive Venezuela actualmente potencia esta actitud. Ante esta crisis, anhelamos la alegría y los beneficios de ganar, sin importar cuáles y cómo fueron los medios utilizados para obtener la victoria.
“Cuando yo era chico, y vivía en un barrio, la gran novedad o logro era tener un auto, y cuanto más lujoso era el auto más reconocimiento para la familia que lo había obtenido. Pero había una distinción para nosotros, el reconocimiento a la familia era en función de qué había hecho para conseguir ese auto. Había familias que trabajan padres e hijos y se compraban un Seat. Y había familias que se ganaban la lotería y se compraban un Mercedes Benz. Y nosotros valorábamos al que trabajaba mucho y se había comprado el Seat. Le doy ese ejemplo porque a partir de ahí aprendí que no se evalúa lo conseguido sino lo merecido. Primero hay que ver si el medio está de acuerdo con que se evalúe lo merecido y no lo conseguido, la respuesta es no”, apuntó Marcelo Bielsa (2013) en rueda de prensa con el Athletic Club de Bilbao.
Es difícil no estar de acuerdo con esta anécdota que un loco no tan loco como Bielsa dijo ante los medios de comunicación. Pero estoy seguro de que muchos preferirían ganarse la lotería, al trabajo duro. “Trabajo, trabajo y más trabajo” que Noel Sanvicente sabe muy bien que hace falta, no solo para obtener resultados positivos, sino para dejar una base sólida a futuro. El peso y presión más grande que han de cargar “Chita” y los jugadores será el de un objetivo en masa que se ha alojado en la mente de toda una nación: clasificar finalmente a un Mundial de fútbol. Pero ello exige paciencia y mesura.
“Necesito más tiempo. ¿Por qué? Porque lo que intento implementar es algo contracultural”, Pep Guardiola después de su primera temporada completa con el Bayern Munich.
Los jugadores venezolanos aún no logran acoplarse del todo al estilo de juego que desea su mandamás, esto debido a que es un modo de jugar totalmente diferente al que venía implementando el ex DT César Farías. El estilo de juego de Noel Sanvicente es contracultural. Las mejoras más notables se pueden observar en Tomás Rincón, que más allá de defender se le ha motivado para pisar el área contraria, para hacer pases entre líneas y proteger la posesión de la pelota cuando sea necesario o el equipo necesite salir jugando desde atrás. En contraparte, Gabriel Cichero sigue sin responder del todo a la confianza que el técnico le está ofreciendo, sus respuestas tardías o erróneas en la defensiva le hacen el eslabón más débil de toda la selección.
Pero ya entramos en cuenta regresiva para el comienzo de las Eliminatorias, dos partidos con un estadio casi vacío y un país en crisis nos han vuelto intolerantes como sociedad hacia la derrota o a cualquier resultado que se le parezca. Hace falta observar de forma más amplia cada partido, cada jugada, cada intento, para percatarse de lo que está ocurriendo realmente con la selección más allá del resultado.
“Entonces, imagínese que un equipo que merece ganar justamente, que ataca todo el partido, que pierde la pelota cerca del arco rival... ¿Consiguió? No ¿Mereció? Sí, mereció. ¿Qué tal la calidad de los recursos que utilizó? Nobles. Entonces, claro, si eso es penoso, paupérrimo, lamentable, frío, gris, flojo, falto de ideas, con equivocación en las decisiones o impotente, obviamente los criterios que yo tengo de evaluación no son los mismos que los que imperan”, Marcelo Bielsa.