El valor agregado de un club de fútbol

Por Ricardo Andreutti (@RickyAndreutti)

La necesidad de ser competitivos en cualquier ramo profesional, en el mundo actual, ha dilatado la exigencia de innovar técnicas gerenciales y sistemas empresariales que logren ubicar a la organización a la vanguardia de la competencia. Lo mismo ocurre en el fútbol, a medida que pasa el tiempo van surgiendo nuevos procedimientos que mejoran la capacidad física del jugador, y entrenadores que revolucionan el juego con nuevos sistemas. 

¿Pero cuál es el valor agregado de cada organización? Todo sistema de juego o técnica gerencial será efectiva siempre y cuando los intérpretes estén en sintonía con el plan, y este mismo tenga coherencia con las necesidades de la organización, o con las debilidades y fortalezas de un equipo de fútbol. Cada empresa tiene como tesoro más preciado su producto final y cada club de fútbol tiene el resultado de un partido. Dicho esto, podemos decir que la diferencia entre una organización exitosa y otra no tanto está en el Recurso Humano que la conforma, por encima de cualquier infraestructura. 

Entendiendo que en un equipo de fútbol la principal herramienta para llegar al éxito son los jugadores, podemos por un momento “hacernos la idea” de que ellos son solo una herramienta, algo así como las maquinarias que conforman una línea de producción y serán las responsables del producto final, tal cual como los jugadores son los responsables del resultado final del partido. Y que lógicamente mientras más avanzada y tecnológica sea la maquinaria mejor será el producto. Y mientras más talentoso y capacitados sean los jugadores mayores resultados positivos se obtendrán. Haciéndonos esta idea podemos decir, entonces, que el valor agregado de un equipo exitoso son todas esas personas que están alrededor del jugador, que están comprometidas en ofrecerles todo lo necesario para que sean capaces de obtener el tesoro más preciado: la victoria final. 

Las organizaciones vanguardistas entendieron que sus empleados son el motor de la empresa y principal motivo de un descalabro o de un éxito rotundo, es por ello que son capaces de invertir fortunas en darles la mejor capacitación y un clima laboral de primer nivel. Por ejemplo: así se trabaja en la enormidad de lo que representa Google –en California, Estados Unidos–, una de las empresas más poderosas y millonarias del mundo. 

Allí se encuentran algunas de las oficinas más famosas del planeta. Además de tener spa, servicio de comedor 24 horas, y un horario de acuerdo a la medida de cada empleado; sus instalaciones tienen juegos, espacios para una siesta, gimnasio, alberca, salas de discusión, toboganes, mesas de billar, hamacas… en fin, un paraíso dentro del trabajo. 

Esto son capaces de ofrecerles las grandes organizaciones a sus empleados para darle las mayores comodidades. No pretendamos que a los jugadores se les dé algo ni mucho menos parecido, pero el valor agregado de un equipo de fútbol exitoso –es decir, las personas que se preocupan por darle las mayores comodidades y facilidades a los jugadores– hacen hasta lo imposible para que sea así. De hecho, en Venezuela, donde la mayoría de los equipos improvisan, es en este rubro en el que sacan ventaja desde antes del pitazo inicial las organizaciones que, en vez de improvisar, tienen hasta un plan B. 

Para que nuestro fútbol siga dando pasos agigantados tenemos que hacer énfasis en multiplicar este tipo de valor agregado. Para ir a un Mundial no solo hace falta el tipo que la mete en el ángulo, detrás de él hay muchísimas personas que hacen posible esa capacidad del jugador. Hoy Venezuela tiene un modelo a seguir que posee este valor agregado, y es a donde se debe apuntar. Existen muchos héroes anónimos en este fútbol, para ellos mis respetos y admiración en este post.