CALVARIO "SUDAMERICANO"
Hasta ahora, ningún equipo venezolano ha logrado alcanzar los octavos de final de la Copa Sudamericana
Por Pablo García (@PabloAGarciaE)
La Copa Sudamericana parecía la vía más expedita para lograr el tan anhelado éxito internacional a nivel de clubes para Venezuela. Cuando se planteó el torneo, como una suerte de Copa UEFA, o de Europa League, donde los equipos de “clase media-alta” del continente tendrían una vitrina para mostrarse y jugar un segundo campeonato en el año, el territorio parecía ideal para plantar la semilla del éxito.
Pero nunca sucedió. Por el contrario, la cita continental se convirtió en una carga pesada. Y más en el contexto actual donde la economía venezolana es la peor del continente, lo que crea más inconvenientes logísticos y organizativos al endeble campeonato venezolano y a las arcas mermadas de sus equipos.
Hace dos años, Anzoátegui vivió una verdadera odisea para lograr un vuelo charter a Quito que lo llevó un día antes del partido; después de que el traslado original, pautado para realizarse desde Cúcuta, se cayó a última hora.
Esto por poner sólo un ejemplo de una dificultad común para los conjuntos nacionales. El alquiler de un vuelo propio cuesta cerca de 100.000 dólares, los premios por disputar la primera fase del torneo ascienden apenas a 120.000 verdes.
“El torneo a veces termina dejando más dolores de cabezas, que una ganancia tangible para el club. Ojo, si nosotros nos clasificamos, vamos y lo jugamos con todo, pero a veces la situación del país te pone a pensar en si será conveniente entrar”, confesó un directivo de uno de los equipos venezolanos clasificados al torneo el año pasado.
El reto deportivo.
En el apartado deportivo la circunstancia tampoco es distinta. De hecho, es peor que en la organizativa. La Sudamericana, que parecía hecha al dedillo para demostraciones de fuerza por parte de algunos clasificados venezolanos, terminó convirtiéndose en una vara tan dura como la de la Copa Libertadores para medir el nivel del torneo local.
La Copa se juega desde 2006, y apenas en 2011 fue que Venezuela logró pasar por primera vez la ronda inicial. Lo hizo Anzoátegui, que luego sucumbió en la segunda rueda.
Al año siguiente no hubo clasificados. En 2013, sólo uno (Mineros). En 2014, pasó Caracas. Todos tuvieron el mismo destino. Eliminados en la ronda de dieciseisavos de final, una antes de disputar los octavos.
“Los torneos internacionales nos dejan en evidencia”, comentó un asistente técnico de la Vinotinto.
“Lamentablemente, el nivel competitivo de nuestro torneo no nos permite buscar clasificados de mejor nivel. Poco a poco se han ido implementando reformas, pero seguimos en deuda”, comentó.
Este año, La Guaira, Carabobo, Anzoátegui y Zamora buscarán voltear esta nefasta estadística, y al menos llegar a jugar seis partidos en el torneo (octavos de final).
Con ese contexto, cualquier cosa que se parezca a quedar entre los 16 mejores de la Sudamericana será una proeza para los equipos venezolanos.
*Publicado en supermundial.com