Vinotinto
Brasil pidiendo la hora y un porvenir sosegado (Brasil 2-1 Venezuela)
2015-06-21 17:47:40
Venezuela se despidió de la Copa América con sensaciones muy positivas y tras una evolución importante
“No arriesgar es lo más arriesgado, así que, para evitar riesgos, me arriesgaré”, Juanma Lillo.
- Venezuela arrancó con un bloque corto alto, presionando en zona tres. En las transiciones defensivas, como a sabiendas de la calidad en el toque de los brasileños, prefirió replegarse en vez de presionar. A partir de este plan, entró en juego las capacidades del rival: en un duro pulso, poco a poco, Brasil se fue imponiendo, retrocediendo a Venezuela, desnudando carencias y condicionándola. Para el equipo de Chita fue una prueba tan dura como enfrentar a Perú luego de la expulsión de Amorebieta.
- Y precisamente este último fue sustituido en el once inicial por el mentando, casi nunca para bien, Gabriel Cichero. Sus últimos años no han sido buenos. Llegó a la Copa con muchas dudas. Brasil, obvio, estaba al tanto de esto. Con Dani Alves y Robinho, primero; y con William yendo de su izquierda hacia la derecha brasileña, Brasil se empecinó en poner el dedo en lo que entendía era el flanco más débil de Venezuela. Algunas veces ganó, nunca con demasiado escándalo.
- El intento de presión de Venezuela fue menguado. Brasil toca bien, sus jugadores saben pasar. Uno y dos toques. O conducción ocasional de los volantes de segunda línea. ¿Resultado? Chita veía a sus efectivos deambular tras la pelota. Si, además, Brasil llegaba a zona cuatro propia, sus posibilidades invocaban al gol.
- Hablar de Venezuela durante la defensa posicional es hablar de un equipo que ha consolidado su modelo en base a esa faceta. Incluso viéndose superado frente a Brasil, la línea de fondo procuró mantenerse ordenada. Hubo destellos importantes de algunos defensores. Que se entienda, ninguno es un crack (Como lo puede ser Thiago Silva, por ejemplo), pero desde la internalización del nuevo modelo de juego han encontrado una forma de potenciar virtudes colectiva en pro a desdeñar defectos individuales. Un gran logro de la Vinotinto durante la Copa América.
- Con Brasil cada vez luciendo más superior, los cambios en Venezuela resultaban imperantes. Tanto la entrada de Josef como de Maestrico respondieron a lecturas correctas del cotejo; sin embargo, la superioridad de Brasil en su ataque posicional le permitía poner a zozobrar a los venezolanos. El partido era el ideal para el equipo de Dunga: largo y de muchos recorridos con balón. La Canarinha logró separar las líneas de su rival. De no ser por un –cada vez más– inmenso Tomás Rincón, los resultados cuantitativos pudieron haber sido desastrosos para el equipo de Noel.
- Tomás corre, suda, recupera; pero, lo más importante, ahora también encuentra mejor criterio con el balón. Su rendimiento con la selección ha sido ascendente. Pareciera que ha superado el más duro escollo y vencido a su peor rival: él mismo. Con una violencia desmedida, en algún momento pareció haber perdido el foco. Fue un jugador excesivamente agresivo, muy perdonado por los árbitros varias veces. Con la brújula funcionando de nuevo, queda claro que es el principal referente de este ciclo, tal como lo fue en el anterior.
- Con Miku en la cancha, Venezuela buscó pararse más arriba. El delantero, apenas entró, hizo gestos con el brazo para ir hacia adelante. Arango –que arrancó como punta y se había retrasado hasta la primera línea de volantes– empezó jugar por delante de Tomás. Al lado suyo estaban Josef y Maestrico. La zaga, que por virtud rival se había retrasado mucho, logró adelantarse. Todos estos movimientos favorecieron a Venezuela, pero quien más lo ayudó fue alguien del equipo rival.
- Las posibilidades de cara al gol de la Vinotinto empezaron a nacer luego de que Dunga insistiera con retroceder a su combinado. Metiendo a la cancha jugadores de corte defensivo, con el marcador a favor por dos goles, y dejando poco a poco de considerar el arco rival para pretender gestionar el resultado, perjudicó a los suyos. Venezuela empezó a ver opciones y el gol de Nicolás Miku Fedor demostró que la remontada era posible.
- Del minuto 80 al 90 + 4, Venezuela se adueñó del partido. Miku, tras su gol, tuvo la oportunidad de marcar el empate mediante un cabezazo que no alcanzó a propinar. Los brasileños pedían la hora. Dunga veía al árbitro con los brazos abiertos. Y así, con la sensación de que esta Venezuela verde puede llegar a ser muy peligrosa cuando empiece a madurar seriamente, se acabó el partido; y con él la participación de la Vinotinto en la Copa América.
- Chita desafió a la cultura. Lo sigue haciendo, de hecho. En poco tiempo, jugadores con software anticuado, pero con un hardware apto para la alta competencia, empezaron a asimilar updates desconocidos para la masa venezolana. Aunque algunos no se den cuenta, la evolución de este equipo ha sido resaltante, sobre todo porque se ha sobrepuesto al poco tiempo de trabajo con el que se ha contado. Las limitaciones siguen existiendo. De las cuatro selecciones que participaron en el grupo más parejo de la Copa, solo Venezuela no tenía ni un jugador acostumbrado a pelear copas internacionales año tras año. Pero si futbolistas a los que antes les quemaba la pelota en los pies, o les faltaban ideas con la misma, ahora se animan a hacer asociaciones cortas en zona dos, quiere decir que la evolución –actualización– es posible. El objetivo era empezar a consolidar el modelo de juego, y esto se ha hecho mejor de lo esperado. Por primera vez en muchísimo tiempo, el horizonte invita al sosiego.