Análisis de la Vinotinto previo a la Copa América
Análisis del modelo de juego de la selección, fase por fase; y de la convocatoria para la Copa América Chile 2015
Antes de poner la vista en los rivales y en las posibilidades de avanzar de fase, es importante tratar de entender el proceso y momento actual del ciclo de Noel Chita Sanvicente. Tomando como referencia los partidos disputados, lo dicho por Sanvicente en entrevistas y ruedas de prensa, así como las características de los jugadores convocados para Chile 2015, esto es lo que se puede dilucidar:
Defensa posicional o faceta defensiva:
La presión es una manera de equilibrar las fuerzas con el conjunto que disponga de mayores recursos para jugar. Pueden preguntarle al portugués José Mourinho, uno de los obsesionados con este sistema defensivo. El periodista español Diego Torres, en su libro Prepárense para perder, cuenta cómo usó Mourinho diferentes tipos de presión para tratar de limitar al maravilloso Barcelona de Pep Guardiola, que se abrió paso en los anales de los mejores equipos de todos los tiempos.
La Vinotinto de Chita va a defender en presión. Es lo que quiere el DT y lo que ha intentado, con mayor o menor éxito. Sin embargo, no queda claro qué tipo de presión, por lo que podría suponer que la misma va a variar en función a los rivales y momentos del partido.
En el vídeo se puede observar a Venezuela presionando la salida del rival
Sí se entiende, por ejemplo, que el deseo es defender lejos del área propia, por lo que se infiere que la primera línea de presión se suscitará en zona dos o zona tres, amén de que la urgencia del marcador no apremie un intento de presión en zona cuatro. Se puede inferir, igualmente, que la Vinotinto, como ha hecho en los últimos partidos, apurará a sus rivales cuando estos retrocedan la pelota, realizando una intensa presión hasta donde sea necesario. Dicha conducta pretende evitar que el rival se reorganice en su ataque posicional y busca aprovechar esa etapa de reconfiguración del rival para generar errores que lo dejen desorganizado defensivamente. Esta es una de las formas de presión en la que mejor se puede llegar a organizar la Vinotinto, y mediante la cual podría generar varias ocasiones de gol apoyándose en transiciones ofensivas rápidas.
Para que la presión se desarrolle óptimamente, el equipo deberá mantenerse corto. Esto supone que la palabra orden cobrará un significado preponderante; sin embargo, no es un orden que se deberá ir produciendo con carreras hacia el arco propio, sino con carreras frontales; por ende, se buscará una conducta contracultural para la rutina del fútbol venezolano, y de ahí que a varios jugadores les resulte complicado internalizar los movimientos acordes a este sistema defensivo. He ahí el primer punto débil.
El segundo viene dado por la característica de los futbolistas. Oswaldo Vizcarrondo, por ejemplo, se presume será un pilar. El futbolista del Nantes se encuentra en etapa de plenitud, contando en la actualidad con una ascendencia grupal importante; dejando esto de lado, preocupa su deficiente capacidad de anticipación y achique, así como lo lento que resulta en los giros y las carreras largas. El asunto con la anticipación y el achique es que ambos son conductas necesarias al momentos de ejercer una buena presión; mientras que el tema con su lentitud en carreras largas es que el equipo sufrirá de ocasiones de gol casi seguras cuando el rival desarme las líneas de presión y pueda descolocar a Vizcarrondo mediante un pase en profundidad o un uno vs. uno con espacio.
Corea desorganiza a Venezuela, desequilibra. La línea de fondo de la Vinotinto muestra demasiadas deficiencias en su organización. Los coreanos son superiores en el 1vs 1. Se abren espacios. Casi todas las imágenes corresponden a transiciones ofensivas de Corea
Siendo utópico pretender que ningún rival en ningún momento del cotejo vaya a desorganizar a Venezuela, es imperativo tener planes de contingencia. En el caso de Vizcarrondo se debe decir que su inteligencia le puede permitir mantenerse siempre bien ubicado, con lo que compensaría sus deficiencias naturales. Igualmente, Oswaldo debería ir acompañado de un central corrector: ese que sea capaz de apagar incendios inminentes valiéndose de sus atributos físicos y técnica defensiva. Fernando Amorebieta es el único capaz de cumplir esa función.
Aquí surge, entonces, una de las interrogantes más complejas: ¿qué hacer con Amorebieta? Siendo un central con unas virtudes atípicas al resto de las opciones para el puesto, lo lógico sería pensar que es un inamovible de la zaga. La lógica no cuenta, eso sí, con que el flanco más débil de la selección es el lateral izquierdo, y la ausencia de un jugador apto para tal posición ha llevado a una insistencia, con Gabriel Cichero, que podría ser tildada de empecinada si se soslayara el hecho de que no hay más laterales izquierdos que hayan demostrado alguna vez nivel de selección.
Fernando Amorebieta podría jugar tanto como lateral izquierdo como en la zaga
Si se decide correr a Amorebieta al lateral, se presupone la inclusión de Tuñez en la zaga. El futbolista que destaca en el Buriram United se ha mostrado como un jugador correcto; resguardándose en un cliché, se puede decir que sin ser el mejor en algo, es bueno en todo. De cualquier forma, su lentitud en carrera larga podría convertir la zaga en un punto demasiado débil; no por su sola presencia, sino por su compañía con otro central de similares características –pero cualitativamente superior– como Oswaldo Vizcarrondo. Si a cualquiera de los dos le toca fungir de central corrector, el peligro podría estar garantizado.
Por último, es importante reseñar que la mayoría de los jugadores venezolanos no destacan por sus virtudes en el uno vs. uno defensivo, razón suficiente para evitarlos. ¿Cómo? En la gira asiática, Chita se valió de triángulos de presión en los costados, los cuales, de usarse, resultarían útiles en pro a garantizar la superioridad numérica y posicional en los duelos.
Transición ataque-defensa o transición defensiva
En esta faceta, la Vinotinto de Chita utiliza pressing inmediato tras la pérdida: el jugador que pierde la posesión es el primero en iniciar la recuperación y, de inmediato, se le suman varios compañeros con la intención de enjaular al que tenga la pelota. La idea es restarle opciones al rival y apurarlo en la toma de una decisión que se pretende sea errada.
Mientras el pressing se realiza, el resto de los jugadores se ubica detrás de la línea de la pelota buscando reorganizarse. En ese momento, la línea de fondo debe permanecer muy alerta y hacer oportunas vigilancias. Cuando el rival ha logrado zafarse de la jaula impuesta, los centrales venezolanos han sufrido con pases en profundidad, diagonales, o duelos. Será un detalle a tener en cuenta en la Copa.
Tras una posesión más o menos larga, Venezuela pierde la pelota y de inmediato trata de recuperarla. En los casos aquí expuesto, las transiciones defensivas resultan exitosas
En los amistosos, los futbolistas más adelantados de la Vinotinto ejercieron un pressing prolijo, que tuvo como consecuencia inmediatas ocasiones de gol a favor. El problema estuvo cuando las pérdidas de balón se produjeron en zona dos, y los que debían hacer pressing eran los volantes de primera línea. Salvo Tomás Rincón y Amorebieta –quizá Roberto Rosales o Luisma Seijas si se desempeñan en la mitad de la cancha–, la mayoría de los futbolistas que se desenvolvieron del medio para atrás no hacían un buen pressing, facilitando así las progresiones del rival.
Aquí se ve cómo la defensa, en vez de achicar, retrocede, lo que permite el gol de Japón
Mientras que aquí, existe la intención de hacer un buen pressing, pero no se cubren bien los espacios ni las líneas de pase
En esto último deberá estar muy atento Chita. Lo que sí es claro es que si el pressing tras la pérdida se realiza de forma optima, la veloz Vinotinto puede realizar una rápida transición defensa-ataque, que le permita crear peligro.
Transición defensa-ataque o transición ofensiva
He aquí la mayor fortaleza de la Vinotinto. Sus rápidas transiciones ofensivas suelen ser promesas de ocasiones de gol. Desde la era de Richard Páez, se ha contado con volantes de segunda línea que saben driblar, filtrar balones y conducir con inteligencia y velocidad; el rasgo se mantiene.
Desde hace tiempo, Venezuela ha contado con volantes de segunda línea desequilibrantes en las transiciones ofensivas
Dichas transiciones probablemente serán poco elaboradas; esto, claro está, en función a la zona del campo en la que se recupere: mientras más atrás, mayor elaboración se necesita; mientras más adelante, se puede ser más directo. De esta forma, como una marea embravecida que sabe que su mejor arma está en la agresividad que muestre en esta fase, la primera oleada de ataque tratará de ser muy directa: con uno o dos jugadores que pretendan aprovechar los espacios del rival o/y eliminar rivales. Jugadores como Alejandro el Lobo Guerra, Josef Martínez o Ronald Vargas, serán idóneos para la primera oleada. Si la misma fracasa, se buscará un contraataque más elaborado, es decir, una segunda oleada: intervendrán de tres a cinco jugadores, incluyendo, de ser necesario (Y he aquí un rasgo de lo que quiere Chita), uno de los dos volantes de primera línea. Esta segunda oleada se suscitará cuando el jugador que recupere la pelota no pueda superar directamente la primera línea de defensa rival, siendo necesario que se incorporen más venezolanos al ataque. La velocidad con y sin balón, así como la sapiencia para manejar los espacios y los carriles verticales, serán recursos básicos.
Aunque estas imágenes perteneces a la Vinotinto de Farías, la selección de Chita podría hacer transiciones más o menos de este tipo. En esta jugada se realizan dos oleadas: la primera termina con Josef, quien, al verse pegado a la banda, necesita esperar que lleguen más compañeros suyos; ahí es cuando se concreta la segunda oleada.
Si aun así el contragolpe no logra el cometido, puede que se produzca una tercera oleada. Suponiendo que el rival recomponga la última línea con cuatro o cinco jugadores, buscando paridad numérica –que no necesariamente cualitativa ni posicional–, la Vinotinto, como si de un boxeador se tratase, probablemente insistirá sumando de apoco más efectivos, dando y dando golpes ante un rival que sube la guardia. Los vinotintos que podrían fungir como llegadores en este punto serían principalmente laterales.
El principal delantero -y uno de los mejor jugadores- de la Vinotinto es Salomón Rondón. Aquí se pueden observar sus comportamientos en las transiciones de la Vinotinto de Farías
En caso de que todo este proceso fracase, se pondrá pausa, se asegurará la posesión y se pasará al ataque posicional.
Ataque posicional o faceta ofensiva:
Fase de iniciación o construcción: en el fútbol se podría hacer valer un dicho del tipo “dime cómo arrancas y te diré cómo terminas”. Eso sí, hay que entender que iniciar bien no está relacionado a qué tan elaboradas son las salidas. Cualquier recurso es válido siempre que esté bien hecho. En ese sentido, ya Chita en algún momento explicó las dificultades para desarrollar una salida a ras de piso, aunque en pasajes de algunos amistosos se vieron varios intentos.
El principal problema para mantener la posesión a ras de piso en zonas bajas de la cancha está relacionado con los porteros: ni Dani ni Baroja son doctos con los pies. El más capaz es el arquero del Tenerife, quien en sus buenos días es, a lo sumo, correcto. Mientras que Alain roza lo deficiente cuando se encuentra con el balón entre sus botines.
Ni Baroja ni Dani son buenos con la pelota en los pies; entre los dos, el más deficiente es Baroja
Siguiendo con esta idea, si Amorebieta funge como lateral izquierdo, las limitaciones en salida aumentarán. No hay otro central –salvo que se llegue a usar a Lucena en esa posición– con capacidad de influir de forma positiva en la salida corta. Por esto, lo más probable es que se vean salidas con los laterales buscando conectar con los volantes de segunda línea, o tocando a uno de los volantes de primera línea para que este descargue con uno de los centrales y el equipo pueda salir jugando por la banda contraria por la que se inició la jugada.
Igualmente, la salida que le puede dar más frutos a Venezuela es la conexión Vizcarrondo-Salomón. Pases largos que sea capaz de recibir el delantero del Zenit y pivotear, descargar hacia uno de sus compañeros más retrasados, o peinar para que jugadores como Josef, el Lobo o Ronald, encuentren un carril directo hacia el arco. Pero hay que tener presente que abusar de este recurso sería caer en la ingenuidad deportiva.
Tomás tiene que saber ocupar su rol en la salida
Por último, esta fase se verá altamente condicionada en función a quienes sean los volantes de primera línea. Tomás es inamovible. Y si bien no es el jugador más técnico ni el que vaya a marcar mayor diferencia con la pelota, será importante que pueda involucrarse en la fase de construcción. Su inteligencia y cordura para entender adónde debe ir la pelota son activos necesarios. De la misma forma, podría ser muy útil tener un jugador como Seijas o Arango junto a Rincón. Ambos tienen la capacidad de limpiar las jugadas, eliminar rivales –sea con toques, regates o conducción– y descongestionar las salidas. Serían especialmente útiles cuando el rival ejerza presión y sobre todo cuando Venezuela, una vez llegada a zonas altas de la cancha, deba retroceder el balón para reorganizarse.
Frente a Corea, el mayor peso en la fase de construcción lo tuvo Edgar Jiménez, quien, debido a su bajo rendimiento en el resto de las fases del juego, se fue borrando de la Vinotinto. Los más parecido a un jugador con su buen pie y claridad en esa zona de la cancha podrían ser Seijas y Arango; aunque Juan como mediocentro podría ofrecer limitaciones en la defensa posicional
Fase de desarrollo: entender cómo se moverá la Vinotinto en esta faceta resulta complicado. Es aquí donde hay mayor ausencia de rasgos distintivos. Pero se pueden tratar de inferir los movimientos en función a la manera en que se organice el equipo en la fase de construcción y a quienes sean los titulares.
Si la salida es larga, buscando a Salomón, lo más probable es que el equipo resulte muy directo. Las bandas cobrarían una importancia preponderante y el medio sería solo un lugar de trámite o de finalización. Primaría la búsqueda incesante por encontrar profundidad mediante asociaciones cortas, por cualquiera de los dos lados, entre los volantes de segunda línea y los delanteros más uno de los laterales o/y uno de los volantes de primera línea. Esto convertiría a Venezuela en un equipo directo, corto, que querría recuperar rápido las pelotas para terminar igual de rápido cada jugada. Sería importante la capacidad de Salo para jugar de espaldas al arco, así como resultaría útil alinear a Josef, quien es acaso el jugador más idóneo para aprovechar los espacios en zona cuatro.
Josef Martínez aprovecha bien los espacios; también los sabe generar. Si se decide usar un equipo muy directo, podría resultar muy útil alinearlo
Si la salida resulta más elaborada, se podría ser igual de directo si no se cuenta con un jugador capaz de organizar al equipo en la mitad de la cancha. Es decir, si se usa un 4-2-3-1, con un jugador como Arango o Seijas como mediapunta, o como volante de primera línea yendo contantemente hacia adelante, quizá se vean posesiones más elaboradas que a su vez busquen un mayor control del juego.
Otra opción viable es que en el 4-2-2-2, los dos volantes de segunda línea en vez de jugar por fuera jueguen por dentro: de esta forma, en las posesiones de Venezuela, uno de los dos pasaría a jugar por el medio y permitiría que uno de los dos delanteros cayera a la banda o que se proyectara constantemente uno de los laterales. Esto último estaría subyugado a la decisión de quién será el lateral izquierdo; sea cual sea el caso, lo más probable es que en esta variante el fútbol de mayor calidad lo encuentra la selección con un parado que posicione a su lateral derecho -digase Roberto Rosales- más adelantado.
El Lobo puede adaptarse a casi cualquier plan de juego. Podría ser uno de los jugadores más importantes en la Copa
El problema con las variantes expuestas en el párrafo anterior es que en las pérdidas el equipo se muestra descompensado y le cuesta la transición defensiva. Igualmente, el juego entre líneas se le dificulta a los jugadores venezolanos, salvo quizá a Ronald y al Lobo.
Puede que se varíe en función al rival y a los pasajes de cada cotejo, pero lo más lógico sería suponer que Venezuela querrá ser un equipo directo la mayoría de las veces: primero porque desde la era Farías le ha costado mucho el ataque posicional, segundo porque las posesiones más elaboradas requieren mayor tiempo de trabajo y hasta cierto tipo de jugadores de los que en su mayoría no dispone Venezuela, y tercero porque en la carrera de Chita ha sido lo que ha primado. De cualquier forma, la maleabilidad será una virtud importante que se debe adquirir.
Fase de finalización: sea el equipo directo en mayor o menor medida, parece que la intención de Chita es que la Vinotinto llegue a este momento poblando el área rival. Permitiendo el arribo de uno de los volantes de primera línea. Aquí se contará con buenos definidores; sobre todo Salo, a quien se le deberá crear el ecosistema acorde para propiciar sus goles. Aunque él mismo deberá involucrarse más en la elaboración de juego, para llegar con menor referencia al área y con mayor superioridad posicional. También serán importantes los disparos desde la larga distancia: Arango, de estar en cancha, sería el mayor creador de peligro en este rubro. Igualmente, convendrá realizar una buena ocupación del área en los centros, pues se presupone que indistintamente de cómo se ataque, en más de una ocasión las jugadas en la banda acabarán con centros por el aire o por el suelo. Es que llegar a zona cuatro con un futbolista pegado a la banda teniendo la pelota es lo que más fácil se le da a Venezuela.
Se debe crear el contexto ideal para aprovechar los goles de Salo
Análisis de la convocatoria:
Porteros:
- Alain Baroja (Caracas Fc): fue el portero más destacado del torneo local. Su madurez arribó para convertirlo en un futbolista decisivo. Con 25 años, si se cuida, podría estar a las puertas de abrirse un espacio fijo en la alacena de la selección. Si bien le falta roce internacional, el momento de empezar a adquirirlo es ahora. Bajo los tres palos, la palabra sobriedad lo define. Suele protagonizar atajadas de fotografía. Su punto débil viene después: con la pelota en sus botines. Roza lo deficiente cuando le toca organizar el juego con los pies. En cuanto a los saques largos, es correcto y nada más.
- Dani Hérnandez (Club Deportivo Tenerife/España): ha tenido participaciones decisivas con la selección, como también otras muy deficientes. Se mueve bien dentro del área chica y sabe cerrarle el ángulo a los pateadores en los mano a mano. Bajo el arco, ha protagonizado paradas de top ten. La duda con él viene dada por su bajón a principios de temporada, provocado por los pocos minutos que veía.
- Wuilker Fariñéz (Caracas Fc): Chita declaró que, de los dos porteros que podían ser convocados como tercer arquero, “uno tuvo un muy mal año y el otro está siendo suplente”. He ahí la razón del llamado a Fariñéz, juvenil del Caracas, que tiene 17 años. Fue el arquero de la Vinotinto sub 17 en el pasado Sudamericano y, seguramente, repetirá con la categoría sub 20. Las referencias que llegan sobre este jugador son alentadoras, destacando una virtud de la que carecen los otros dos arqueros: el buen juego de pies; esto, según escribió Daniel Prat en el 2013.
Defensas:
- Oswaldo Vizcarrondo (Nantes/Francia): hablar de jerarquía sería revolcarse en un charco de lugares comunes. Es mejor decir que será el encargado de organizar –desde la voz y desde sus movimientos– a la defensa. Que el estatus que ha alcanzado en Francia refleja la culminación de un ciclo de desarrollo que arrancó en la Copa América Argentina 2011 y que podría tener su clímax en Chile 2015. Para cerrarse y abrir un período mejor, claro. Sus defectos puntuales, imposibles de soslayar, los compensa con una gran capacidad para entender el juego. Igualmente, sus pases largos y su facilidad para encontrar el gol al ir a cabecear en la pelota parada lo dotan de herramientas de las que no puede privarse, hoy por hoy, la selección. Si el equipo rinde, él rendirá. Si el equipo no da la talla, sus defectos serán la comidilla de la prensa.
- Andrés Túñez (Buriram United/Tailandia): su ida al fútbol tailandés hizo pensar a más de uno que la camiseta de la selección quedaba en el olvido; sin embargo, la arrogancia propia del venezolano no se permitió una autoevaluación que determinara el verdadero nivel del fútbol local. Seguir la liga de Tailandia, desde este lado del mundo, es complicado. Pero puede que tenga un nivel superior al de un fútbol venezolano que esta temporada mostró el nivel más bajo en años. Sea cual sea el caso, Andrés es un jugador que puede aportar. Una especie de versión menos destacada de Vizcarrondo. Es correcto, sin sobresalir. Su lentitud en carrera y sus limitaciones para salir jugando pueden ser hándicaps ocasionales.
- Wilker Ángel (Deportivo Táchira): en las últimas dos temporadas se ha consolidado en el Deportivo Táchira, equipo con el que acaba de conseguir una estrella. Pertenece a esa estirpe de centrales venezolanos de buen tamaño y especialistas al momento de cabecear. Suele pararse bien y mostrar pocas lagunas. Con 22 años, está ante una gran oportunidad para seguir abriéndose espacio en la Vinotinto.
- Grenddy Perozo (Ajaccio/Francia): en la Copa América Argentina 2011, se mostró muy solvente. En sus días buenos, lo es. Se ubica bien en todas las facetas y no desentona. El problema es que demuestra menos nivel que Tuñez, Vizca y Amorebieta, lo que hará difícil que vea minutos. Y con lo de menos nivel no se hace referencia a ninguna falencia en especial, simplemente posee una intensidad menor a la de los ya mencionados. Sus posibilidades están por debajo de las de ellos. De cualquier forma, tenerlo resulta sumamente positivo. Si se encuentra a máximo nivel, podría ser una opción viable en algún momento.
- Fernando Amorebieta (Middlesbrough/Inglaterra): no ha venido sucediendo sus mejores años competitivos; de hecho, desde que debutó con la Vinotinto, su carrera pareciera que ha ido en bajada. Eso no lo limita, en demasía, para seguir siendo uno de los más destacados de los que dispone Chita. La anticipación y el talento en el uno vs. uno lo convierten en un rara avis para Venezuela. Además, junto a Vizcarrondo y Salomón, hace de la pelota parada ofensiva un arma importante. La duda entra en si jugará como lateral izquierdo o como central. Como lateral, podría encontrar limitaciones al proyectarse. Como central, será, probablemente, uno de los mejores futbolistas venezolanos.
- Gabriel Cichero (AC Mineros de Guayana): el nivel que ha mostrado con la selección, desde el final de la era Farías hasta este ciclo, hace parecer los años de antaño como una fantasía creada por la mitología popular. No es que no sea el mismo, es que luce demasiado disminuido en relación al Gabriel del 2009-2011. Si se ha insistido con él es, principalmente, porque no hay más laterales izquierdos de calidad. Es momento de que justifique las convocatorias.
- Roberto Rosales (Málaga/España): la evolución de Robertico se ha forjado a base de perseverancia. Su consagración en España habla de un jugador capaz de enfrentar a los mejores futbolistas del planeta. Si juega como lateral derecho, deberá estar atento a la calidad de sus pases cortos, rubro que a veces no alcanza a cubrir con solvencia. También podría jugar como volante de primera línea: allí sería interesante ver sus virtudes trasladadas a una zona de mayor influencia, en la que él garantizaría despliegue físico; las dudas, acaso, caerían en la capacidad de resolver todas las situaciones del juego con la técnica adecuada y con la inteligencia táctica correspondiente. Se formó como volante ofensivo, así que algo debe de haber en un software que, junto a su persistencia, le permite jugar dónde quiera y tan bien cómo pueda.
Volantes de primera línea:
- Franklin Lucena (Deportivo La Guaira): que esta lista arranque con él tiene una razón: puede jugar tanto en la defensa como el mediocampo. Si se desempeña como central, quizá pueda aportar mucho en la salida; por el contrario, la mitad de la cancha ya no parece un sitio para él, al menos no en partidos internacionales. Su participación en esa zona ha dejado mucho que desear y acaso la misma podría adquirir cierto sentido como cambio para gestionar un resultado o para hacer frente a un rival que esté acorralando a Venezuela en área propia. Más allá de eso, no es el más idóneo para acompañar a Tomás.
- Tomás Rincón (Génova/Italia): en el 2011, Daniel Chapela proclamó que había nacido la Vinotinto de Rincón. En aquella Copa América, el actual jugador del Génova ascendió a la categoría de inamovible, certificando que el legado del Pájaro Vera quedaba en buenos pies. Tomás no es el más destacado con la pelota, y no por falta de inteligencia –que le sobra–, sino por falencias técnicas. Pero su sapiencia para saber adónde y cómo jugar hacen que sea necesario tenerlo involucrado en la fase de construcción. De la misma forma, sus virtudes en la defensa posicional lo convierten, junto a Amorebieta, en los más destacados durante la organización defensiva. Ni hablar de las transiciones defensivas, en las que su interpretación de conceptos pueden ser la clave que necesita Chita para contagiar al resto del plantel. En Chile 2015, por fin, llevará la cinta de capitán que tanto ha merecido. Se espera, eso sí, que haya dejado atrás la excesiva violencia que opacó su talento.
- Rafael Acosta (Mineros): es de los jugadores más talentosos que ha dado el país en años recientes. Debería estar en Europa madurando, compitiendo al más alto nivel. No es así porque no le dio la gana. Las actitudes dentro y fuera de la cancha lo han limitado. Incluso en la temporada 2013/14, en la que con el Mineros de Páez dominó el fútbol local, se le vieron algunas niñerías en los partidos: mostrando una excesiva volatilidad y perdiendo la concentración tras algún error puntual. Por características, podría ser el mediocentro que pide Chita. Por ritmo competitivo, no. La preparación que haga en los días previos a la Copa determinará el rol que ocupe.
- Luis Manuel Seijas (Santa Fe/Colombia): ha vivido coqueteando con participaciones importantes. No ha pasado de flirteo. Durante toda la era Farías fue un fijo en las convocatorias. Por diferentes razones no pudo ser tan protagonista como seguro hubiese querido. Entre el compromiso y disciplina que demuestra, aunados a las virtudes futbolísticas que derrocha y a una gran temporada en Colombia, los galones para pelear un puesto como titular los tiene. Y algo más juega a favor suyo: el modelo que trata de implantar Sanvicente podría necesitar de un futbolista como él; es decir, de alguien que pueda organizar el juego desde el campo propio.
Volantes de segunda línea:
- Juan Arango (Xolos de Tijuana): el calendario ha transcurrido. Aquellas mechas largas cada vez quedan más atrás, en la primera punta de una carretera que ya asoma la línea final. Si alguien ha sabido adaptarse para el éxito, es Juan. Ahora, en México, se ha convertido en un volante de primera línea con mucha llegada. Darwinismo puro: el más fuerte sobrevive; y ese no es el más ágil, ni el de músculos más duros, es el que se sepa adaptar mejor. Con esta premisa, llega la situación emocionalmente más dura para el quizá mejor jugador de la historia del país: asumir un rol secundario, luego de ser un estandarte. Ni la cinta de capitán le pertenecerá. Pero quienes lo rodean saben que su zurda sigue siendo importante y que prescindir de ella sería una locura. Si asume este nuevo rol con inteligencia y humildad, casi sin quererlo, sin proponérselo, podría volver a ser protagonista.
- Alejandro Guerra (Atlético Nacional): el problema con los diminutivos es que cuesta sacárselos. Simuló ser ese actor que fue una estrella infantil y al que al crecer le negaron papeles protagónicos por no imaginarlo en el rol de adulto. Nadie lo mandó a dejarse apodar “Lobito”. Tampoco, nadie lo obligó a quedarse en Venezuela, cuando sus piernas prometían un futuro en el extranjero. Ha corregido con tiempo: se fue al Atlético Nacional, de Colombia, y ha sido figura. Tiene 30 años y quizá este es el momento de que, al fin, ocupe un papel principal en la Vinotinto. De los jugadores para esta posición, es el único que se ha adaptado a todos los planes y circunstancias más disimiles con nota aprobatoria. Su carrera es un homenaje a la versatilidad: destaca igual siendo directo que buscando pausa. Una por una, tiene todas las condiciones técnicas. Maneja, igualmente, cada concepto táctico. Y galantea un instinto natural que lo hace comprender cada circunstancia. Podría ser su momento.
- César González (Deportivo Táchira): cuando toca la pelota se siente un aura distinta. En Venezuela, sigue siendo todo un Maestrico. Sus condiciones están para una liga más competitiva; sin embargo, ha destacado un problema altamente grave: la poca intensidad que demuestra. En más de un partido con Táchira, no corrió, no sudó, no se esforzó. Puede que con eso le haya bastado para ser titular en el equipo campeón de una de las peores ligas del continente, pero para jugar partidos internacionales necesitará esforzarse más. Y esto no es un tema puntual: un futbolista alcanza el tope mediante la sumatoria de partidos de alto nivel jugados con esfuerzo. Será difícil que tenga un espacio en la selección si no cambia de actitud.
- Ronald Vargas (Balikesirspor/Turquía): las lesiones magullaron una carrera que prometía desarrollarse en equipos de mitad de tabla hacia arriba de cualquiera de las mejores cinco ligas de Europa. Una seguidilla de lesiones que impidieron disfrutar de quien fuera el futbolista más desequilibrante del país. Pero, si algo debe de tener Ronald ahora es una solidez mental digna de los predestinados al éxito. Chita creyó en él en el Caracas, cuando era un juvenil. Si cree en él, ahora que tiene 28 años, en la Vinotinto, y Ronald le retribuye, podríamos presenciar una consagración postergada.
- John Murillo (Zamora Fc): le dicen Balotelli, aunque se le podría comparar con The Flash. La hipérbole vale al verlo en cancha: no es el hombre más rápido del mundo, pero si suele serlo dentro del rectángulo de juego. Además, hace algo dificilísimo: conduce de forma óptima en velocidad, hasta dribla. Es uno de esos jugadores cuyas condiciones auguran un futuro solo condicionado –como el de todo ser humano– por que tan bien sepa hacer y llevar las cosas. La próxima temporada jugará con el Benfica, y si bien es muy joven para imaginarlo como jugador importante en la selección, ya podría ir mostrando algunos destellos. Como defecto hay que decir que a veces ha perdido el temple, lo que le ha granjeado tarjetas rojas. Ojalá el vértigo esté en sus pies, no en su inteligencia futbolística y emocional.
Delanteros:
- Josef Martínez (Torino/Italia): es el mago de los espacios en el último cuarto de cancha. Se las ingenia para aprovecharlos, o generarlos cuando no los hay. Tiene una gambeta corta y simple, ideal para usarla en el área rival. Le puede quebrar la cintura a cualquiera. Posee un arranque rápido, especial para descolocar a defensores cuando están cerca de su arco. Como segunda punta, puede ser valioso; sin embargo, es capaz de desempeñarse como volante ofensivo sin desentonar y exudando una intensidad defensiva importante. Se ha preparado para el éxito. Podría seguir alcanzándolo, esta vez con la selección.
- Salomón Rondón (Zenit/Rusia): delantero de equipo grande. Jugador fuerte, con buen juego de espaldas al arco, que sabe caer en las bandas. Cabeceando, destaca. En el área chica, sabe definir. Limitaciones técnicas, las tiene; pero son las mismas de un típico “9” parido para marcar goles. Una asignatura pendiente de esta selección es encontrar la relación necesaria entre el equipo y su mejor delantero: ¿qué tiene que hacer cada uno para beneficiarse del otro? Salo deberá, ante todo, involucrarse más en la elaboración de juego. Si se hace participe en cada una de las facetas del partido, podría marcar una diferencia notable.
- Nicolás Fedor (Rayo Vallecano/España): es el principal receptor de críticas. Hinchas y periodistas lo nombran con frecuencia, y no para alabarlo. Hay una justificación detrás de esto: hace demasiado tiempo que no rinde en la selección. ¿Por qué se insiste en convocarlo? Es una pregunta difícil, que debería responder Noel; sin embargo, las limitaciones de la plantilla podrían justificar sus llamados –tal como sucede con Cichero y Lucena, por ejemplo–: ¿cuántos futbolistas venezolanos tienen la experiencia internacional de Miku? Puede que sus posibilidades estén por encima de la de algunos de los descartados, pero si alguien tendrá que justificar su presencia es él. No importa donde haya jugado o en que liga esté actualmente, deberá demostrar que merece la convocatoria.
- Gelmin Rivas (Deportivo Táchira): encuentra sus principales virtudes dentro del área. Es un “9” con mucho gol y que cabecea de maravilla. Con Táchira se le vio involucrarse en la elaboración de juego, así como encontrar facilidad en las asociaciones cortas. Ambas características son idóneas para un delantero que pretenda jugar en este equipo. Pese a eso, se vislumbra complicado que pueda jugar junto a Salo, con quien comparte similitudes; de igual forma, en una posible ausencia del delantero del Zenit, hay jugadores cuyo nivel ofrecería mejores virtudes para el puesto de delantero. Será complicado que vea demasiados minutos, pero nunca se sabe.
*Los vídeos usados pertenecen a los canales de Luis Revilla e Ignacio Benedetti