O damos la vueltica o hablamos de fútbol
Pareciera que toda chica que quiera cubrir fútbol venezolano debe cumplir con cierto estereotipo
Por Stephany Molero (@stephanymolero_)
Estamos en el siglo 21 y aún muchas cosas no han cambiando: las niñas juegan a las muñecas y los niños a la pelota, para ellas es el rosado y para ellos el azul, así como diferentes situaciones simbólicas impuestas en nuestra sociedad. Las que hemos tenido la oportunidad de entrar de a poco al periodismo deportivo podemos descubrir que no es nada sencillo. Las simples mortales que queremos incursionar en el medio deportivo "no llevamos vida", debido al estereotipo que te exige un país como Venezuela para hablar de deportes. O de fútbol, que es lo que en este caso nos ocupa.
Una estatura de 1.75 cm, un cabello largo a la cintura, un cuerpo "explotado" por delante y por detrás, unas buenas piernas y una cara bonita es todo lo que se necesita para entrar a un canal deportivo, sentarte frente a una cámara y leer un telepromter. Qué se detenga el mundo que yo me bajo.
Condeno la terrible idea de que para ser periodista deportivo tienes que prepararte en un gimnasio. No importa si confundes al jugador, o confundes el nombre de los directores técnicos, si estás "buena" se te perdona y punto. Esta idea es ridícula. Recientemente me dijeron: "Tienes regalado el estar en el periodismo deportivo, conseguir las cosas debe ser pan comido", no supe qué hacer con ese comentario (les confieso que aún no sé), solo puedo asegurarles que el periodismo deportivo es más que una cara bonita y un buen trasero.
¿Se tiene que estar operada desde la cabeza hasta los pies para poder ejercer el periodismo?, no lo creo. Siempre que exista la creencia de que tienes que estar ''chévere'' para trabajar en televisión, vamos a ver muchachas muy lindas pero confundiendo un tiro libre con un tiro de esquina.
"A ti te ayudo en lo que quieras, mi amor", "Mira, pero pide tú las alineaciones que seguro el DT a ti te las da", "Epa, pero tú estas bien linda, si quieres me das tu número y allí cuadramos cualquier entrevista", estoy absolutamente segura de que ustedes reconocen esas típicas frases como también estoy segura de que están aburridas de ellas, y les confieso que yo también.
Las que apenas iniciamos buscamos la mayor profesionalidad posible. Para las que hemos estado en un estadio desde las dos de la tarde llevando sol, lo menos que deseamos escuchar es algún piropo extraño o que te pregunten "¿Qué se siente trabajar en un medio en el que abundan los hombres?" Nada, no se siente nada. No es nada paranormal. El hecho de que se trabaje en un medio de puros hombres no significa que nos sintamos atraídas hacia ellos. Lo mismo aplica para el jugador que suele pensar, de forma desubicada, que porque una trabaja en función de ellos tienen algún "chance" con nosotras.
Las mujeres somos más que ponernos un vestido y dar la "vueltica" para promocionarlo. Somos más que estar sentadas con cuatro hombres para encargarnos de hacer las publicidades o dirigir el programa. Probablemente ha sido la misma mujer la que ha creado ese estereotipo, porque existen esas mujeres que prefieren dar la "vueltica" que tener un debate serio. Porque existe esa mujer que llama "mi amor" al jugador porque no se sabe el nombre. Porque existe esa que está consciente de que no tiene idea de lo qué está hablando, pero tiene un par de "razones" puestas en el cuerpo y ya con eso es suficiente. Ojo: no estoy en contra de esas mujeres, a fin de cuentas cada quien se gana el pan diario de la manera que mejor le plazca.
Muchos hombres piensan que una periodista deportiva es la que simplemente usa maquillaje o las mujeres que actúan en Sex and the City. La mayoría de las que iniciamos en esto, o en su defecto las que ya están, solo buscamos constancia, aprendizaje y trabajo, las tres claves para ganarse el respeto profesional.
Los hombres y las mujeres, al momento de hablar de fútbol, somos los mismos con órganos sexuales diferentes. Es que mientras se trabaja, no hay hombres ni mujeres: solo hay periodistas buenos o malos. Es tan simple como dejar de detallar si la mujer se equivoca en un comentario para ‘’caerle encima’’ mientras que al hombre –porque es hombre– se le pasa de largo.
La conclusión a este tema, del cual se puede hablar tanto, es que yo particularmente espero un futuro más parejo y más consciente. No un estereotipo que te obligue a pasar por el cirujano, para aspirar a comentar un partido de fútbol en televisión. Que quede claro que las mujeres en el periodismo deportivo somos más que las chamas que están chéveres y que pueden leer el Twitter mientras los demás debaten. Que podemos discutir de fútbol teniendo debates serios, saber de lo que hablamos y seguir siendo mujeres; sí, mujeres. No un trozo de carne del cual todos quieren el número porque eres "la del momento". En definitiva, la mujer es mucho más que eso.