Maurizio Lazzaro, la mano derecha de Noel Sanvicente
Maurizio Lazzaro, la mano derecha de Noel Sanvicente
Vinotinto

Maurizio Lazzaro, la mano derecha de Noel Sanvicente

ForoVinotinto
2015-03-30 10:25:58
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Una entrevista al joven entrenador

Fernando Cámara (@fercamara86)

 

La Vinotinto se ha convertido en un fenómeno que mueve pasiones y atrae todas las miradas. Cada vez que pisa el terreno de juego, ya sea amistoso o partido oficial, el país se paraliza. Cuando César Farías dejó de ser el seleccionador nacional, la opinión pública en general pedía que Noel Sanvicente fuera su sustituto y así fue. 

Sanvicente es conocido como alguien que ha sido exitoso durante su carrera. Es el entrenador que más títulos ha ganado como director técnico en el fútbol venezolano. Reconocimiento que no hubiese sido posible alcanzar sin un buen equipo de trabajo. 

Una de las personas que integra su cuerpo técnico actual es Maurizio Lazzaro, quien cumple la función de asistente técnico. Nació en Caracas, el 25 de marzo de 1988. Sus padres son venezolanos: “Mi papá, cuando era un chamo, viajaba mucho a Italia. Por parte de papá, tengo descendencia italiana; y por parte de mamá, mi abuelo es de Barquisimeto y mi abuela de Apure”, declaró Lazzaro. 

Se crío en el este de la capital venezolana: “Teniendo cuatro o cinco años llegué a la urbanización San Luis, en El Cafetal, y me he criado ahí. Por ende, he estado ligado por mucho tiempo al Colegio San Luis. Mi familia y mis amigos son de aquí y, por ende, es una zona donde me gusta mucho estar”. 

En el Colegio San Luis dio sus primeros pasos como futbolista, específicamente como portero. “Casualmente, comencé a jugar fútbol en el colegio, que cuenta con unas instalaciones espectaculares. Estuve hasta los doce años. Viví una época muy bonita, cuando jugaba con mis amigos más por diversión que por otra cosa”, apuntó. 

Su salto a las estructuras del fútbol profesional lo dio con Marítimo de Venezuela, en el momento que la institución intenaba revivir aquella vieja gloria. “Cuando tenía 13 años fui a una selección sub – 15 de Rafa Santana, de esas que hacía para los mundialitos, de la Liga Premier. Para aquel momento, ellos tenían un equipo que salió campeón en Segunda División, que era el Marítimo, el resurgido, cabe recordar. Ahí jugué con la sub – 17 y sub – 20, antes de pasar al Caracas FC, a la sub – 17”. 

Ahí conoció lo que era el balompié profesional, aunque no lo hizo de la mejor manera: “Estar en ese Marítimo fue una experiencia un poco rara. Nos tocaba entrenar en Los Teques, en la cancha de El Tambor; y para mí era muy lejos, porque vivía en San Luis. El viaje era eterno. Si no era por mi abuelo no había manera de poder llegar, porque él me cargaba para arriba y para abajo. Sin él, no hubiera podido ir porque eran como dos horas de viaje. Bueno, ahí inicié la transformación del fútbol colegial al organizado, tomarlo en serio y como una profesión. Desde ahí, me fui enamorando y viéndolo como una carrera”. 

Luego, el Marítimo le vendió el cupo profesional al Italmaracaibo, y se acabó el sueño de sus directivos: “Se disolvió el equipo de Marítimo. Tuve la suerte de llegar al Caracas al quedar en la sub – 17. Mis primeros pasos ahí fueron con John Giraldo. Fuimos campeones, fui capitán con él. Pude echar raíces ahí, donde estuve unos años como jugador y otros tantos como entrenador. Me siento fanático del Rojo y admirador de ellos como club y como institución”, agregó. 

En el Caracas vivió buenos momentos: “Ellos en aquel entonces, y aún lo hacen, colocaban a chamos a jugar en categorías superiores. Jugué en la sub – 20 con José Hernández y fuimos campeones, también con Ceferino Bencomo. Pude jugar con varios futbolistas que hoy son profesionales. Inclusive, cuando estaba en la sub – 20, llegó Alain Baroja a la sub – 17, es menor que yo casi dos años. Luego, pasé a la Segunda División, con José Hernández; ahí, con apenas 18 años, debuté contra el Deportivo Italia. Fue mi inicio como futbolista profesional de lo que fue una carrera muy corta”. 

El Rojo contaba con buenos arqueros, posición de Lazzaro, por lo que lo cedió a un equipo de Segunda División: “Vino el tema de la expansión de la Primera División y aparecía un equipo llamado Estrella Roja. En el Caracas estaba Renny Vega, Javier Toyo, David González, entre otros. Se dio la oportunidad de llegar a Estrella Roja y se me dio la oportunidad de debutar en el fútbol profesional, que era mi sueño. Fueron 8 o 10 partidos y ese fue mi último club como jugador, antes de retirarme por los problemas médicos que tuve”. 

Con 18 años cumplidos recibió una mala noticia: le detectaron problemas cardíacos y debía retirarse. “Fue un proceso duro. Jugaba fútbol desde los cuatro años de edad. Ya a los siete u ocho años estaba en selecciones distritales y nacionales. Aunado a eso, entrenaba todos los días. Creo en esa disciplina que te da el deporte: que tienes que cuidarte y entrenarte. Inclusive, cuando estás de vacaciones, estás entrenando para estar en forma. Desde muy chiquito, me inculcaron eso y tuve entrenadores que me enseñaron a ser profesional desde niño. De repente, despertarte y encontrarte que no puedes entrenar ni jugar. Todos los sueños que tenías desde niño se borran… es algo muy fuerte. El retiro es una de las cosas más fuertes que vive un jugador. Tenía poco tiempo jugando y me pegó retirarme, imagínate a aquellos que tienen una carrera larga”. 

Aunque eso no lo hizo despegarse de lo que ama: “El despecho lo asumí de la mejor manera posible. Empecé a prepararme para ser entrenador. Vi una vía ahí y empecé a prepararme a una edad más temprana que con la que inician casi todos, porque la mayoría de los futbolistas se retiran con más de 30 o 40 años y el tiempo para prepararse es muy corto. Mi caso es diferente y todo ha sido muy rápido”. 

“Soy de los que piensa que uno aprende de todos los entrenadores, sean buenos o malos (...). Uno de los mejores consejos que me han dado en la vida y un lema que tengo en mi vida futbolística es que debemos escuchar hasta al utilero, todos tienen una opinión distinta y hay que saber escucharlos a todos. Otro consejo vino de parte de Daniel Lanata, quien me dio la oportunidad de trabajar como preparador de porteros. Me sentaba todas las mañanas con un preparador físico paraguayo que el trajo y me dijo para tomarnos un café, yo lo vi como algo extraño y era lógico, ¿cómo un chamo de 20 años va a tomar café? Yo le dije que no tomaba eso y me dijo que si quería crecer en esto tenía que aprender a tomar café. Desde ese entonces lo convertí en un hábito y en todas nuestras reuniones el café estaba presente. Inclusive, actualmente con Chita es una costumbre”. 

En Estrella Roja dio sus primeros pasos como técnico. Ahí estuvo un año y medio como jugador y uno como entrenador. “Recién retirado comencé a trabajar con Daniel Lanata como entrenador de porteros en Estrella Roja. Con 20 años, dirigí una sub – 20 y una sub – 17. Me tocó dirigir jugadores que fueron mis compañeros de equipo. No era maduro para aquel entonces, pero aprendí mucho (…)”. 

 “Cuando me detectan el problema cardíaco y estaba con los primeros exámenes, hice los primeros cursos en Venezuela. Inmediatamente retirado, me fui a Estados Unidos a realizar otros cursos, mi hermana vive allá y me abrió las puertas de su casa para mis dos primeros cursos en el extranjero. Desde ahí, me enamoré de viajar. No solo por el trabajo sino por conocer otros países y otras culturas. Compartir con entrenadores de otros países, ver cómo se trabaja en otros países, qué herramientas se están utilizando. En Argentina, aprendí mucho gracias a Rodolfo Paladini y el mismo Sanvicente. Esos fueron los dos primeros países que visité y que me dieron la base teórica que todo entrenador necesita”. 

Su arribo, como entrenador, al Caracas FC se produjo en el 2010: “Me llevó Enzo Troppiano (director de fútbol de la institución) para un proyecto para entrenar porteros en las categorías menores. Yo venía de estar en dos congresos de entrenadores de porteros en Argentina. Bueno, traía muchas ideas de allá que acá no se tomaban en cuenta. Entre ellas la escuela de porteros. Ahí, comenzamos un proyecto muy bonito. Estaban Dani Cesca (actual preparador físico de la selección sub – 20) y Rolando Bello. Beycker Velásquez fue uno de esos porteros con lo que empecé a trabajar, en la Universidad Católica Andrés Bello. Duró poco porque crecí rápidamente dentro de la estructura del Caracas y no tenía nadie al lado que impulsara ese proyecto”. 

“Daniel Nikolac me dio la oportunidad de trabajar con él como su asistente técnico. Ya había dejado la faceta de entrenador de porteros. Con él, salí campeón. Por esas ganas de aprender, me fui acercando a ver los entrenamientos del primer equipo. Chita me fue dando más participación: él me vio trabajando con los porteros, se percató de que trabajaba de forma distinta y cuando se fue al Real Esppor no quería dejar al equipo sin el cuerpo técnico completo, y me llevó para allá, con 21 o 22 años. Entonces, me encontré con un monstruo como Javier Toyo, que es un profesional excelente y es uno de esos porteros que sale cada 100 años”, dijo. 

En el Esppor, le tocó vivir las dos caras de la moneda: “Nos tocó vivir la bonita y luego la fea. A pesar de eso, el equipo deportivamente estuvo ahí. Se trataron de hacer las cosas lo mejor posible, en las menores se hicieron cosas espectaculares. En los equipos donde hemos estado, usualmente la sub – 18 y la sub – 20 se han titulado. La sub – 20 de aquel Esppor, que la dirigía Francesco (Stifano), fue campeona dos años en fila. Luis Morgillo quedó campeón con La Guaira en Copa Venezuela, Diego García está con Carabobo, Víctor García está con el Porto B y entre otros que ya han debutado en Primera. Fue una pasantía donde vivimos cosas que no es lo ideal. Ricardo González se portó muy bien con nosotros. Tuvimos un tiempo sin trabajar antes de pasar a Zamora”. 

La salida del Esppor y la llegada a Zamora fue consensuada por el cuerpo técnico: “Siempre es importante la comunicación y Noel es así con su equipo de trabajo. Cuando él decide irse del Esppor, nos sienta y nos dice que él no seguía pero que nosotros podíamos seguir, que quedaban varios meses de contrato. Bueno, para aquel momento yo no tenía obligaciones ni hijos ni esposa y fui el primero en decir que me iba. Pero entendía que había personas mayores que yo que tenían la necesidad económica de quedarse. Desde ese momento, que la mayoría del cuerpo técnico decide irse, el quedó con la responsabilidad de llevarnos adonde fuese. Se reunió con Zamora, Táchira y hasta con Tucanes. Nos comunicaba todo, nos reuníamos para decidir el lugar y siempre tuvo la fe y la convicción de que en Zamora nos iba a ir bien”. 

Al cuadro barinés, llegó como preparador de porteros. Estando allá pasó a ser asistente técnico, cargo que ocupaba Héctor “El Oso” Rivas, de quien aprendió mucho: “Siendo muy joven, me dedicaba mucho a trabajar y no solo trabajaba con los porteros: le colaboraba mucho a Héctor Rivas, una persona de quien aprendí mucho y a quien admiro de igual forma (…). El Oso era el asistente de Chita y, por temas de formación de jugadores, teníamos más de cuarenta juveniles trabajando en Primera División y El Oso no podía solo. Entonces (…), arrancamos a hacer cursos con los entrenadores del Zamora con material que traje de afuera y esas clases las daba yo junto con el preparador físico. Chita vio en mí la posibilidad de ser entrenador de campo además de ser entrenador de porteros. Pero yo no tenía afán de ser asistente técnico tan rápido, disfruto mucho trabajar con los arqueros. Por unas cuestiones deportivas y extradeportivas, Héctor vino a Caracas, después comenzó a entrenar un equipo de la Segunda División (Atlético Miranda) (…). Él se fue en el primer semestre con Zamora, en diciembre. Chita habló conmigo y me dijo para que trabajara como asistente, pero me comentó sobre la posibilidad de que viniera otra persona. Esa pretemporada inicié como asistente. En enero, me comentó que los jugadores estaban muy contentos con los trabajos que había hecho. En ese torneo fuimos campeones, así que fue una gran manera de debutar y con una afición que nos dio cosas muy bonitas”. 

En el segundo año en Zamora, Luis “El Pájaro” Vera llegó para formar parte del cuerpo técnico. Hoy día, se mantiene como asistente de Chita en la Vinotinto. “Sin la experiencia de él, no pudiese estar donde estoy. Es una persona de la que he aprendido mucho. Es una de esas tantas personas con la que me ha tocado compartir. Nos repartimos las tareas. Trabajar como asistente de Noel es una ardua labor. El planificar los entrenamientos, la parte táctica. Al entrar a la cancha, cada quien hace lo suyo, él corrige cosas que uno no ve. Como por ejemplo: este volante está haciendo el recorrido de forma equivocada y les damos los tips que él conoce y yo no porque no fui jugador por tanto tiempo. Su experiencia aquí es vital. Hay todo un trabajo detrás (…)”. 

Cuando Sanvicente le comunicó que había llegado a un acuerdo para tomar el combinado patrio, se encontraba de viaje en Francia: “No fue tan fácil. Más lo disfrutó la gente que estaba alrededor de mí. Siendo muy joven es una decisión difícil. Chita me puso la posibilidad de poder dirigir al Zamora. Siendo el bicampeón del país, con una Libertadores por disputar. O venir a la selección sin saber que me deparará el futuro. Pude haber dirigido al bicampeón. Noel se había reunido con la directiva del Zamora. Ellos querían que se quedara parte del cuerpo técnico. Me dio un día para pensarlo, yo estaba en Europa. Imagina como se te pone la cabeza. Hablando con mi esposa y con mi familia, decidí venir a la selección, fuese como asistente técnico o preparador de arqueros, porque Venezuela necesita un cambio futbolístico y creo que él es la persona indicada para darlo y quiero formar parte de eso”, comentó. 

La selección no es su único trabajo: tiene una escuela de porteros llamada Total Porteros. “Hoy por hoy, puedo decir con orgullo que abrí una puerta en este país, siendo muy joven. Hemos trabajado específicamente con porteros y la idea es que a ellos se les den más herramientas, porque estamos muy lejos con respecto a otros países. Actualmente, en Venezuela, no existen los cursos de entrenador de porteros. Hay equipos donde los entrenadores de porteros están peor pagados que inclusive los utileros. Entonces, en Venezuela hay muchos problemas con respecto a la preparación de los porteros porque nos estamos quedando atrás ya que cada vez tenemos menos porteros de élite. Para muestra un botón: han salido al extranjero muchos jugadores de posición pero pocos porteros”. 

Otra persona de experiencia dentro del cuerpo técnico actual de Chita es Gilberto Angelucci, quien se desempeña como preparador de arqueros: “(…) Más allá de los cursos que pueda tener, la experiencia de haber sido campeón en Argentina, tantos partidos internacionales y haber sido capitán de la selección, es muy útil. Muchos nombres fueron puestos sobre la mesa, necesitábamos un preparador de arqueros. Nuestro primer encuentro con él fue muy bonito, es alguien muy humilde. Él me dijo que no había tenido experiencia como preparador de porteros, en ninguna faceta. Ya había dirigido en el profesional. Y alguien con su peso y experiencia que te diga que quiere aprender a trabajar como preparador de arqueros… esa humildad no es típica para la gente que está en el fútbol. Chita dice, y lo comparto, que debemos rodearnos de los mejores y siento que en la selección están los mejores. Ha sido muy inteligente para rodearse de las personas que le den el equilibrio entre juventud y experiencia. Tiene un equipo que ha estado mucho tiempo con él, como el preparador físico (Rodolfo Paladini) y la nutricionista (la doctora Mariana Iglesias). Solo queda pedirle paciencia a la gente y estoy seguro que el 2015 será un año bonito para nosotros”, finalizó.