Zamora FC y su breve espejismo

Las expectativas ante la Copa Libertadores suelen crecer en la medida en que se acerca dicho torneo, pero la realidad resulta cada año más apabullante. En detrimento de ello, cuando el Zamora FC quedó emparejado en un grupo con Boca Juniors, Club Deportivo Palestino de Chile y Montevideo Wanderers de Uruguay, se pensó que las opciones aparentes de lograr una clasificación a la segunda fase pasaban por obtener resultados positivos ante los últimos dos.

Con eso en mente, el Zamora FC, actual campeón de la liga venezolana (de pésimo Torneo Apertura 2014), se reforzó en enero con siete jugadores (tres de los cuales estuvieron en el once inicial contra Wanderers), para intentar encontrar la profundidad necesaria que requiere una plantilla que va a competir en Libertadores y en el torneo local. Un equipo que intenta de cualquier modo mantener la esencia e identidad que poseía cuando el “Chita” Sanvicente guiaba sus riendas. Pero que hoy en día, la figura de Julio Quintero (la respuesta de la directiva, ante la marcha de casi todo el cuerpo técnico anterior a la selección) enaltece el dicho de “mejor malo conocido, que bueno por conocer”.

El 2015 comenzó de buena manera para el Zamora FC, siendo líder del Torneo Clausura con 14 puntos hasta la fecha (18-02-2015), con 4 ganados, 2 empatados y apenas 3 goles encajados. Comenzaban a verse vestigios del campeón, tales como la presión alta en busca del error rival, llevar con insistencia el juego a las bandas y a los pies de sus jugadores más habilidosos (Murillo y Soteldo), y la vuelta del equilibrio en la zona medular con la pareja Luis Vargas y Arles Flores (ambos destructores de juego y con buena pegada a media distancia). Pero esto resulta insuficiente para participar en una competición internacional, donde la capacidad mental de los equipos y la menor cantidad de errores son los elementos que suelen dar mayores recompensas.

Es destacable que apenas cuatro jugadores de los que fueron titulares ante el Wanderers estuvieron en el once inicial, hace menos de un año, en el juego del campeonato ante Mineros de Guayana (Murillo, Vargas, Flores, Ovalle ). A excepción de Forero y Pluchino, el resto del equipo titular tenía menos de un año en la institución. Síntoma de la inconsistencia que aún afecta a los equipos venezolanos desde el momento en que se encuentran en su mejor forma, hasta el momento de su participación en la Copa Libertadores (la Federación no ha tomado cartas sobre el asunto).

El Zamora comenzó su participación en Libertadores como un espejismo de su pasado reciente, que se fue diluyendo con la incapacidad de concentración colectiva de un equipo que no pudo responder ante las crecientes y desesperadas acciones de un rival que no encontraba la manera de hacer daño, y que le significaron un costo más alto que perder tres posibles puntos, o en su defecto uno, ya que al final del cotejo sumaron un total de tres expulsados, en un juego en el que los errores individuales fueron más que las virtudes de jugadores como Murillo (que fue imparable), Flores y Vargas (que hicieron un trabajo excepcional en el mediocampo).

La realidad de Libertadores para el cuadro barinés se antoja cuesta arriba, cuando tenga que jugar el próximo partido con tres de sus jugadores suspendidos por amonestación. Es un costo elevado, en una nómina ajustada que pretende representar no solo a una fanaticada, sino al fútbol de un país que intenta cada año con sus participantes trascender; pero que, de la misma forma, cada año termina en el mismo sitio.

Curiosidad: uno de los jugadores expulsados contra el Montevideo Wanderers fue Jhon Murillo, al minuto 92, quien recibió la tarjeta roja de parte del mismo árbitro boliviano que lo expulsó en el último juego de Venezuela en el Sudamericano Sub-20 de Uruguay, en enero del presente año.