Temple en la adversidad (Brasil 3-1 Venezuela)
Temple en la adversidad (Brasil 3-1 Venezuela)
Vinotinto

Temple en la adversidad (Brasil 3-1 Venezuela)

Lizandro Samuel
2015-10-13 21:44:15
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Brasil se vio muy superior a la Vinotinto. No, no se vio muy superior: lo es. Tras cero puntos de seis posibles, ¿cuál es el camino a seguir?

“El que pierde la calma pierde la lucidez. Con ella pierde, además, la soberanía sobre sus decisiones. Se vuelve un títere de las circunstancias. El que se sale de su centro con facilidad se vuelve transparente para quienes lo rodean, perdiendo autonomía. Se vuelve predecible, por lo que basta actuar de determinada manera para que esa persona tenga determinada reacción y, por ende, tome determinada decisión”, Héctor Torres

 

  1. Los delirios de grandeza en los que vive sumergido el venezolano tienen un destino recurrente: la rabia y desilusión. Las expectativas suelen estar por encima de la realidad. El fenómeno no es exclusivo del fútbol, somos así en el día a día. ¿Realmente somos importantes?, ¿somos tan grandes como queremos creer? Del mismo modo del que se habla de las hermosas playas, las mujeres bellas y la gente pana, para resaltar la importancia de nuestro país, en fútbol (Con una grosera ingenuidad) se repite: ahora tenemos a Rosales en España, a Tomás en Italia y a Salomón en Inglaterra. Al mundo real, sin embargo, le importa poco y nada los sueños de grandeza de quienes todavía están aprendiendo a competir: en el peor Brasil de los últimos años juegan algunos de los mejores jugadores del mundo, mientras Venezuela le prende velas a un futbolista que a sus 27 años ha marcado sus primeros goles en primera división, y en una liga europea cuyo nivel está lejos de las cinco mejores de ese continente.
  2. La superioridad del equipo de Dunga se ve en la nómina. Oscar Cano Moreno, famoso entrenador español, destaca que alinear es un arte: es ahí donde un entrenador puede sacar ventaja; sin embargo, casi nada se puede hacer contra las diferencias de talento.
  3. Venezuela quería presionar a Brasil en zona tres. Quería atacar por las bandas con asociaciones cortas. Y quería ordenarse con la pelota. Mientras la Vinotinto repetía ese quería en tono cada vez más jadeante, Brasil podía y se regodeaba.
  4. Uno y dos toques, más algo de dinámica, le bastaban a la selección de Dunga para hacer notar que cuando, de niños, los jugadores venezolanos daban vueltas en círculo a las canchas de entrenamiento, los brasileños cruzaban la calle dominando una pelota. Sin sudar demasiado, Brasil desbarató durante todo el cotejo los intentos defensivos de Venezuela. Y apenas presionando a su rival lo lograba complicar. Mereció más goles de los que marcó. El árbitro (De quien esta vez ciertos hinchas venezolanos, acostumbrados al victimismo, no hablarán) le perdonó algún penalti a la Vinotinto y trató con indulgencia más de una falta.
  5. Durante la etapa de César Farías, el cuerpo técnico se consiguió con un futbolista lleno de esos delirios de grandeza. “Si yo juego en Europa, en este equipo, y allá no entreno tanto, ¿por qué aquí tengo que trabajar el doble?”, la respuesta de Farías o de cualquiera de sus colaboradores era clara: “Porque nosotros tenemos que trabajar el doble para llegar a un Mundial”. Richard Páez le dijo a los jugadores locales que sí podían competir contra sus pares del continente, Farías trabajó hasta el insomnio y la obsesión para tratar de recortar diferencias, Chita ha creído ciegamente en que estos futbolistas pueden actualizarse con conceptos que no aprendieron en juveniles. Los tres técnicos han perseguido utopías y, al menos los dos primeros, cosecharon éxitos por encima de sus recursos. Páez y Farías se sobrepusieron a entornos hostiles como los que hoy enfrenta Sanvicente. Si quiere que sus ideas germinen y pueda seguir cargando updates en la Vinotinto, va necesitar de mucho temple.
  6. “Es en los malos momentos cuando se comprueba la fortaleza de las creencias”, dice Pep Guardiola. El entrenador catalán de eso sabe bastante: viene de un club en el que por años se pidió la cabeza de Xavi, hasta que después del 2008 solo se le sabía rendir pleitesías. Los hinchas venezolanos que hace nada lloraron a Arango, en la etapa de Farías pidieron su cabeza. Vivimos en una vorágine en la que, como escribe Héctor Torres, se considera a la ausencia de temple, de fortaleza, como carácter, y a la serenidad para meditar las acciones ante las circunstancias, por extremas y  vertiginosas que resulten, se le llama ausencia de carácter. Que es como decir que el negro es blanco y el blanco es negro.
  7. Analizar el rendimiento de Venezuela frente a Brasil es difícil: no hubo rasgos de un equipo, solo se vio a un grupo de jugadores claramente superados. Esto no significa que no exista un trabajo del cuerpo técnico, significa que se enfrentó a una selección que sigue estando fuera de la liga de Venezuela. Tal como sucedió, por ejemplo, con Chile en la Eliminatoria pasada: una Vinotinto en un proceso más maduro que el actual recibió tres goles y fue testigo de una de las manifestaciones de fútbol más sublimes del 2013. Las formas de aquel resultado fueron tan naturales como las actuales: la Vinotinto no pelea por igualar el nivel de Brasil, Argentina, España, Chile y Alemania; pelea por actualizarse con la media del fútbol mundial.
  8. Aunque en momentos tan duros es difícil afinar la vista, los caminos no parecen ocultos: las fórmulas están ahí y del trabajo (doble) dependerá terminar de asirse de las mismas. En el ataque posicional, por ejemplo, resulta necesario generar más ocasiones de gol, para lo cual es importante aprender a activar el lado contrario al lugar en donde se encuentra la pelota. O lo que en táctica se llama ir de zona fuerte a zona débil para encontrar profundidad; es decir, ir de la zona de la cancha en la que hay mayor cantidad de jugadores a la que se encuentra más despoblada. Estos problemas se vieron contra Paraguay y, más claramente, versus Brasil.
  9. El tema de los intérpretes será, probablemente, algo contra lo que el cuerpo técnico tenga que lidiar durante toda la Eliminatoria, tal como lo hicieron los entrenadores anteriores: no hay suficientes futbolistas venezolanos con nivel de selección y los que hay ofrecen pocas variantes de cara a conseguir diferentes modificaciones puntuales en el modelo de juego. Páez apeló al desarrollo de lo que tenía, Farías además de eso aplicó las repatriaciones; esta vez, parece que Venezuela dependerá de la evolución constante de los Salomón, Tomás, Luisma, Rosales y compañía; mientras tanto será importante que los Santos, Jeffrén, Falcón y algunos jóvenes de la estirpe de Murillo y Otero, se vayan adaptando. La Eliminatoria es larga, y no es que Rusia se vea lejos, es que el Mundial siempre ha tenido visos de utopía para Venezuela.
  10. Al finalizar el partido contra Paraguay, le comenté a Napoleón Centeno que hasta ahora ningún equipo de la Conmebol ha ido al Mundial tras no puntuar en sus dos primeras fechas: “¿Se cayó el Muro de Berlín y no se puede caer una estadística?”, respondió. Evolucionar es difícil, y es un proceso que encontrará resistencia (El Barcelona, en algún momento, trató de vender a Iniesta y Xavi pues, según, sus formas ofrecían un “retroceso”). El temple es un procedimiento mediante el cual se somete al acero (u otros materiales) a condiciones térmicas extremas, para que adquiera una mayor consistencia y fortaleza. Se templa para conseguir un material más fuerte. Es el momento de que el metal se empiece a fortalecer: puntuar en noviembre es una obligación acorde a los objetivos planteados por Chita al asumir el cargo. Ojalá la lluvia no empañe las convicciones.